¿Un Papa de Hong Kong?
Leonardo Boff ve como posible y mejor sucesor del papa Wojtyla a Joseph Zeng, cardenal arzobispo de Hong Kong.La diócesis del nuevo territorio chino cuenta con 250.000 católicos, que suponen sólo el 2% de una población que practica las religiones tradicionales chinas. El número de misioneros extranjeros es de 178, que supone la mitad del clero. Hay 100.000 protestantes. Sin embargo, el 40% de los integrantes del movimiento democrático es católico, en su mayoría jóvenes preocupados por la supresión de las libertades que afrontan los católicos en China.
Monseñor Zeng fue nombrado obispo en diciembre de 1997 y sucedió en julio siguiente al anciano cardenal de Hong Kong John Baptist Wu Chengchung. El nuevo cardenal tiene 64 años, la edad ideal para Papa, porque generalmente los cardenales nunca quieren elegir un Papa joven, siendo dicho cargo vitalicio. Los pontificados muy largos suelen acabar creando problemas, además de retrasar las nobles exigencias de muchos cardenales aspirantes a la silla de Pedro. De hecho, hay cardenales que piensan que Juan Pablo II fue elegido "demasiado joven".
Del nuevo cardenal Zeng se sabe muy poco, aunque en una entrevista antes de ser nombrado afirmó que la Iglesia de Hong Kong "no puede callar sobre las persecuciones en China". Pero quienes le conocen personalmente, como Boff, aseguran que es un hombre dialogante con todas las culturas, consciente del reto del gran continente asiático, emergente económicamente y donde la presencia cristiana es casi nula.
La provocación del teólogo brasileño va a tener como mínimo el mérito de injertar el nombre del cardenal chino Zeng entre los llamados papables que ya se barajan, y en cuya lista aún no figuraba el arzobispo cardenal de Hong Kong , ya que la mayoría sigue pensando más bien en la vuelta a un italiano, o bien a un africano o a un latinoamericano, mientras se descarta la posibilidad de otro candidato eslavo tras Wojtyla.
El nuevo arzobispo cardenal de Hong Kong -ya territorio chino- tendrá que enfrentarse ahora mismo con no pocos problemas de relaciones entre el Vaticano y el Gobierno chino. Un buen banco de pruebas, ya que el papa Wojtyla, a pesar de sus grandes deseos, nunca pudo poner el pie en China. Sólo Pablo VI, durante su viaje a Filipinas, celebró una misa en Hong Kong durante el imperio de Mao, desde donde lanzó entonces un mensaje de paz y de diálogo a la China comunista.
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