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Menem ordena la privatización de 36 aeropuertos tras una noche de fallos que hizo peligrar mil vidas

Juan Jesús Aznárez

La alarma fue tan grande y el escándalo tan mayúsculo que han sido destituidos el comandante de la Región Aérea Noreste y otros siete oficiales, y el presidente argentino, Carlos Menem, firmó la noche del pasado miércoles un decreto urgente para acelerar la privatización de los 36 aeropuertos nacionales. El pasado día 16, cinco aviones con unos mil pasajeros a bordo corrieron serio peligro Buenos Aires al ser desviados a causa de la densa niebla que cubría el aeropuerto intemacional de Ezeiza y registrarse fallos humanos y técnicos en las torres de control enargadas de solucionar la emergencia.

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Un avión aterrizó con combustible sólo para seis minutos de vuelo, otro para 14 minutos, dos se cruzaron a apenas 30 metros, la torre comunicó instrucciones de vuelo en espera y datos meteorológicos erróneos, y el piloto de una pequeña aeronave comercial debió corregir, de avión a avión, la altitud de un Boeing 767 de Avianca (líneas aéreas colombianas) para evitar que se estrellara minutos después contra las sierras de la provincia de Córdoba.La Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) y la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) pusieron el grito en el cielo. Ambas han denunciado la frecuencia con que los problemas se suceden en las principales terminales aéreas argentinas, cuya modernización obligará a efectuar una inversión de 2.000 millones de dólares (más de 300.000 millones de pesetas). Entre las compañías interesadas en el proceso de privatización figura la empresa pública española AENA.

Coincidiendo con el escándalo, y pocas horas después de recibirse un fallo judicial contrario a la privatización, Menem firmó la noche del miércoles el decreto. Insuficiente número de radares, retrasos tecnológicos, deficiente información sobre tránsito aéreo y pésima asistencia durante las emergencias fueron citadas por la APLA como causas fundamentales de la grave situación del día 16.

Aparte de las turbulencias sufridas, y de un retraso de horas en la llegada a su destino, la mayoría de los pasajeros implicados en el aquelarre aéreo de aquel sábado apenas advirtió anomalías. La asociación argentina de pilotos las observa desde hace tiempo y presentó 12 denuncias por otros tantos incidentes de riesgo de colisión durante este año. En los sucesos del día 16 estuvieron implicados tres vuelos internacionales y dos nacionales. La Fuerza Aérea reconoció la 11 suma gravedad" de los hechos.

Hacia las cinco de la madrugada de ese día, el Boeing 757 de Mexicana de Aviación procedente de México, con escalas en Cancún y Lima, recibió instrucciones de desviarse hacia Rosario. Ezeiza había sido cerrado por la niebla.

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Aterrizaje a ciegas

Poco después, un 767 de Avianca, que cubría la ruta Bogotá Buenos Aires-Santiago de Chile, fue autorizado a aterrizar en Ezeiza, pero tuvo que interrumpir la maniobra a 5.100 metros de altura al recibir la información de que el aeropuerto había sido nuevamente cerrado. Como las condiciones meteorológicas no mejoraban y el combustible sólo daba para 57 minutos de vuelo, su comandante contactó con la provincia de Córdoba, cuyo aeropuerto le transmitió la luz verde. Allí se topó con una niebla baja. Además, no funcionaba el sistema de aterrizaje por instrumentos QLS).

El vuelo de Mexicana de Aviación intentó el aterrizaje sin ILS y fracasó en tres aproximaciones. A la salida de una de ellas, pasó a 30 metros por debajo del aparato de Avianca. Entonces se dispararon las alarmas anticolisión. Pero en la súbita elevación hacia cielo abierto invadió el nivel de vuelo de otro avión que se hallaba en espera. En el informe enviado a su compañía, el comandante de Avianca Jorge Montoya dice: "Al verlo [al otro aparato] en el TCAS [sistema automático de alerta de colisión], tuvo que efectuar una maniobra evasiva. Se activó la alarma, pero la torre de control de Córdoba nunca contestó". Un minuto antes de aterrizar en Córdoba, fue advertido del cierre del aeropuerto. Alcanzó el de La Rioja en condiciones críticas.Desviado también de Ezelza, Montevideo y Rosario, un Airbus 3 10 de Aerolíneas Argentinas procedente de Nueva York se dirigió hacia Córdoba, donde había sido aceptado su aterrizaje. Ante el atasco de Córdoba decidió proseguir su ruta hacia Mendoza, azota ' da por vientos de 160 kilómetros por hora, que frenaron la marcha del enorme aparato y agotaron su combustibe. Cuando apenas le quedaba para seis minutos de vuelo, se declaró en emergencia.

Logró aterrizar. Pero la emergencia del Airbus afectó a ' dos vuelos nacionales, que tuvieron que permanecer en espera. Un Boeing 737 de Aerolíneas se mantuvo a 3.500 pies (1.050 metros). Pero, erróneamente, se dirigió hacia la misma altitud a un Boeing 737 de LAPA. Afortunadamente, el piloto de Aerolíneas detectó el peligro e informó a la torre. La orden fue abortada.

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