Un divertido duelo de dos actrices
La Mostra de Venecia presenció ayer un divertido duelo. Un intercambio de frases, entre risas y miradas, de "dos monstruos" del teatro y del cine inglés: Emma Thompson y Phyllida Law."El ambiente familiar es extremadamente peligroso. Pero sin duda muy interesante. Durante años he tenido que cuidar de mi madre que sufría de problemas psíquicos, provocados por el mal de Alzheimer", comentó Phyllida Law. "Yo te aseguro que nunca lo haré. A los primeros síntomas te enviaré enseguida al manicomio", le respondió riendo Thompson.
La actriz ha trabajado ya junto a Phyllida en Peter's friend y Much ado about nothing, pero nunca como madre e hija. Y aunque la relación entre ambas es completamente diferente a la de la película, esperan que los resultados sean convincentes. "En ella encamo a una mujer que ha estado obsesivamente unida a su marido", explica Thompson. "Ha luchado contra su enfermedad los últimos dos años. Y tras su muerte, su hijo se convierte en su apoyo, aunque la siente lejana. Además, tiene una madre que quiere interferir, pero que a su vez necesita de ella". Y añade: "Me deprimió un poco la trama, ya que me recordó a la pena de mi madre. Por otro lado, me ha hecho reflexionar sobre la idea de tener un hijo. Al fin y al cabo, la protagonista tiene 38 años, como yo".
Según Thompson, ha sido una excelente ocasión para narrar el aspecto universal, épico y generacional de los dilemas femeninos. "La soledad y el sufrimiento por la desaparición de un ser querido no son argumentos comunes en el cine de hoy. Sin embargo, nos obliga a mirar en nuestro interior en un determinado momento de nuestras vidas".
Elegante y extrovertida, Phyllida sonríe muy segura de sí antes de cada comentario: "Recuerdo que Emma cuando era una niña parecía un volcán en erupción. A las siete de la tarde era capaz de decir 'bueno, y qué hacemos hoy".. Thompson no se queda atrás: "La madre que ven a mi lado era una tirana, un verdugo. Da la impresión de que sea yo la que manda, pero es ella la que controla todo, como hacen todas las madres".
La actriz, premiada ya con dos oscars, luce más radiante que nunca. Su cabello corto, teñido de rojo, y su vestuario de flores barrocas y coloridas le hacen parecer aún más jovial. "Antes de filmar The winter guest, había visto tres veces la versión teatral en la que también actúa mi madre", prosigue Thompson. "Pero el cine es otro cantar. Sobre todo cuando tuve que sufrir el frío polar del escenario. Era diciembre y, antes de ir al rodaje, calentábamos las medias en el horno microondas. No podíamos filmar cuando salía el sol, porque el mar debía aparecer congelado. Pero te aseguro que no era, el único".
Babelia
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