Cerco sobre Al Gore por sus actividades recaudatorias para el Partido Demócrata
La actividad recaudadora del vicepresidente de EE UU Al Gore desde su despacho en la Casa Blanca se va concretando a través de documentos oficiales que ha obtenido el Senado en su investigación sobre irregularidades en la financiación de partidos. Gore realizó, por encargo del Comité Nacional Demócrata, 86 llamadas telefónicas con ese fin en 1995 y 1996. El diario The Washington Post pone esa cifra en 46. Aunque la ley especifica que está prohibido pedir donaciones para un partido desde un edificio federal, el vicepresidente cree que no hay nada de ilegal en sus llamadas, y repetidamente ha restado importancia a estas alegaciones.Sin embargo se espera que en septiembre aumente la presión sobre Gore cuando el comité del Senado reinicie su actividad. Se sabe incluso de qué tipo ha sido cada llamada: 56 pidiendo directamente una donación, 30 para dar las gracias a destacados donantes y recordarles que el partido seguía contando con ellos.
Por otra parte, la investigación sobre la empresa de Miami Unique Gems International (UGI) -que donó 85.000 dólares (unos 13 millones de pesetas al cambio actual) al Partido Demócrata, dinero que el partido dice que va a devolver; se promocionó luego con una foto de su presidente junto a Bill Clinton, y que ahora, es investigada por una estafa de 40 millones de dólares- ha llegado hasta Marbella. Tres residentes de esa ciudad de Málaga, uno de ellos español, figuran en el informe de un investigador judicial como presuntos responsables de una estafa piramidal.
El cerebro de la operación sería, según ese informe, el ciudadano sueco Harry Abonde, propietario de un club nocturno en Marbella, donde vive. Abonde no ha querido hablar con EL PAÍS acerca de la investigación. Los otros supuestos implicados son el polaco Kazimierz J. Pac y el español Carlos Rodiles, cuyo abogado negó ayer su participación en el supuesto delito. Según el letrado, Pac y Rodiles sólo ofrecían asesoramiento a UGI, relación reconocida ante notario por el presidente y propietario de UGI, el venezolano Enrique Pirela, quien se fotografió con Clinton.
El informe de Miami indica que Carlos Rodiles, quien aparece por primera vez en el registro consular de Miami en 1981, era el jefe ejecutivo de la empresa Spanish Foods Consortium, dedicada a la importación de vino, licores, cava y comida española a EE UU. En las oficinas de esta empresa empezó a operar UGI bajo la presidencia de un Guillermo Rodiles con quien no tiene relación de parentesco el español del mismo apellido, según su abogado.
Carlos Rodiles compraba en Taiwan accesorios para la fabricación de collares que se vendían luego a particulares. Después de montarlos, los clientes volvían a venderlos a UGI por casi el doble de lo que habían pagado, según el informe, que el abogado español dice está lleno de inexactitudes. El engranaje funcionó al principio, pero se desmoronó definitivamente el pasado 5 de marzo cuando el juez Bernard Shapiro del condado de Dade (Florida), a petición de la fiscalía estatal, dictó el cierre inmediato de UGI por ser "una trama piramidal ilegal". Fiscales estatales y federales en Miami están realizando ahora su propia investigación para considerar la apertura de cargos formales.
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