Paseo triunfalista de la ministra por el Real
Aguirre y Ruiz-Gallardón califican el teatro de ópera como "el mejor del mundo"
No se cortaron. Frases como "¡qué bonito!", "marco incomparable","el mejor teatro de ópera del mundo" o "magnífico equipo técnico y humano" estuvieron ayer en boca de la ministra de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre, y del presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ambos del PP, durante su visita a las obras del reformado Teatro Real de Madrid. Tras nueve años de trabajos y más de 20.000 millones de pesetas de inversión, el teatro abrirá sus puertas el 11 de octubre con la ópera La vida breve y el ballet El sombrero de tres picos, de Falla.
La cuenta atrás ha comenzado. A 50 días de la inauguracion, la ministra Aguirre interrumpió sus vacaciones para visitar las obras del Teatro Real y mantener una reunión con sus responsables: el gerente, Juan Cambreleng, y el director técnico, José Luis Tamayo. La titular de Educación y Cultura culpó a los anteriores gobiernos socialistas del elevadísimo coste de una reforma que comenzó en 1988. "Ya denuncié cuando estaba en la oposición que el presupuesto se había multiplicado por los retrasos", mani festó Aguirre, "y lo repito ahora desde el Gobierno. De hecho, mi antecesora en el cargo [Carmen Alborch] tuvo que posponer la apertura en varias ocasiones".La ministra se mostó orgullosa de haber impulsado la apertura del Real apenas año y medio después de asumir su cartera y anunció que la gala de inauguración estará presidida por los Reyes y serán invitados todos los ministros de Cultura de la Unión Europea y de los países iberoamericanos. Junto a las dos piezas citadas, se estrenará a mediados de octubre una versión de Divinas palabras, de Valle Inclán, compuesta por Antón García Abril y con el tenor Plácido Domingo como principal estrella. Las tres producciones se encuentran ya en un avanzado estado de preparación.
La inauguración coincidirá con la víspera de la celebración de la fiesta nacional, el 12 de octubre, y el programa ha sido considerado bochornoso en sectores musicales que preferían un gran título del repertorio. "No es la mejor imagen", ha llegado a decir Cambreleng, " pero bochornoso no lo llamaría, ya que los teatros siempre tienen problemas al principio".
Cambreleng, que se hizo cargo de la gerencia en febrero pasado, confesó a los periodistas que se trata de "un coste importante, pero no es caro porque ustedes han podido comprobar las magníficas instalaciones con las que contamos".. Ruiz-Gallardón, que pasa por ser un buen melómano, destacó de la rehabilitación que, "se mantiene la esencia escénica y la calidad acústica, algo que elogiaron en su día muchos directores de orquesta que desfilaron por el Teatro Real".
Seguidos por un enjambre de periodistas, la ministra y el presidente madrileño recorrieron las taquillas, el patio de butacas, el escenario, las salas de ensayo, las tramoyas, las inmensas plataformas móviles de los diversos montajes y los ta lleres de sastrería. Los directivos del teatro ensalzaron de modo especial la caja escénica, -de 74 metros de altura, 50 en vertical y 24 en los distintos sótanos- "En esa caja cabría el edificio central de Telefónica", precisaron, "y permite preparar tres montajes al mismo tiempo". A lo largo del recorrido, todos fueron recibiendo explicaciones de Cambreleng, Tamayo y otros responsables del teatro y pudieron asistir durante unos minutos al ensayo de El sombrero de tres picos, a cargo de la compañía de Antonio Márquez, integrada por más de 30 bailarines.
Tanto Aguirre como RuizGallardón quisieron transmitir una imagen de unidad, concordia y apoyo a Cambreleng después de más de un año de pulsos políticos, relevos en la dirección del teatro y denuncias de miembros del patronato por el retraso en las obras. El Ministerio aporta un 72,5% de la financiación mientras el Gobierno regional corre con los gastos del 27,5% restante. Las últimas escaramuzas de conflicto se refieren a la intención de Ruiz-Gallardón de contar con mayor presencia en la Fundación Teatro Lírico, de la que dependen el Teatro Real y el de la Zarzuela.
Las labores de acondicionamiento de este edificio, situado en pleno centro de Madrid e inaugurado en 1850, se desarrollaban ayer a marchas forzadas y las empresas constructoras han trabajado durante todo agosto. Con un aforo máximo de 1.753 localidades, el patio de butacas ha sufrido un cambio de tapizado para dotarlas de un terciopelo rojo ignífugo. En septiembre se terminarán los remates de la decoración.
Babelia
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