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Tribuna
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Mentiras de verano

El verano es la mentira del invierno, como el domingo lo es del lunes y agosto es la mentira de septiembre. La verdad siempre es de invierno, de los lunes y empieza en septiembre. Por eso, agosto debería ser el mes de la irrealidad, hecho a la medida de la alegría y el descanso obligatorios. Este agosto es diferente. Ha estado lleno de pederastas, de tráfico de inmigrantes africanos y de presuntos expatriados vascos. Como suele ocurrir en un país cuya historia es un continuo apearse en marcha, es decir, la versión celtibérica del coitus interruptus, en España todo es algo más de lo que debería ser y los pederastas e inmigrantes africanos han sido la prueba de que hay muchas miserias de pensamiento, obra y omisión, y los exiliados vascos han sido arma arrojadiza entre dos administraciones: la expatriadora y la repatriadora.Buscarán los pederastas otras máscaras protectoras en los mismos barrios o similares, barrios del cuarto mundo que es la verdad del primero, su lunes, su invierno. Como es su cuarto mundo el tráfico de los fugitivos del hambre africana. Y en cuanto a la llamada cuestión vasca, seguirá pendiente de la macabra estadística: necesita 10.000 muertos para llegar al éxito o al éxtasis, según ha revelado uno de sus estrategas. Se admiten voluntarios para cumplir cuanto antes con el expediente estadístico y a ver entonces qué nos pasa, qué nos permite seguir teniendo una de las historias más tristes de la historia. Menos mal que este año las catedrales, las mezquitas, las sinagogas, los ambulatorios religiosos se abren antes y el Real Madrid y el FC Barcelona empiezan los pontificales por todo lo alto, mientras el kilo de brasileño se dispara y el de posyugoslavo llega al justiprecio. Antes había pueblos que hacían la historia y otros que la sufrían. Ahora los hay que hacen futbolistas y otros se los compran.

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