100 encapuchados queman un autobús e intentan sembrar el terror en el centro de San Sebastián
Los grupos juveniles del entorno de ETA volvieron a cometer acciones violentas similares a las perpetradas en la madrugada del sábado en la localidad vizcaína de Gernika por una veintena de encapuchados. Veinticuatro horas después, 100 enmascarados pretendieron adueñarse de la Parte Vieja de San Sebastián durante unos incidentes en lo s que quemaron un autobús, lanzaron un cóctel mólotov contra un balcón e intentaron montar barricadas con las vallas, del recinto ferial. Los alborotadores decidieron retroceder al encontrarse con un tapón formado por cientos de personas que transitaban por la zona. Pero los más exaltados animaban a volver a los demás arengándoles; "¡Venga, tíos, que podemos con ellos!".
"Antes corríamos de la policía y ahora tenemos que desaparecer cuando les vemos a ellos". Así expresaba su rabia una de las personas que vio cómo un centenar de jóvenes encapuchados armados con cócteles mólotov pretendía convertir el Boulevard donostiarra en un campo de batalla a últimas horas de la noche del sábado.El grupo de saboteadores no consiguió en el primer intento su objetivo al tener que retroceder por las calles debido a los cientos de personas que a esa hora taponaban esa zona de la ciudad. Todas ellas volvían de ver la exhibición de fuegos artificiales que, como cada noche durante la Semana Grande, se disparan desde los jardines de Alderdi Eder, junto al Ayuntamiento de San Sebastián. Finalmente, los radicales lograron quemar un autobús a la altura del mercado de la Bretxa, lanzar un artefacto incendiario contra el balcón de una casa y causar desperfectos en la puerta de la iglesia de San Vicente. La consejería vasca de Interior confirmó ayer que no se produjeron detenidos, al igual que en los sucesos de Gernika, y que no se registraron heridos durante los altercados.
Los incidentes se iniciaron a las 23.15 horas y se prolongaron hasta las 0.30. Algunos ciudadanos, de forma tímida, increparon a los violentos. "Me daba mucha rabia verles dispuestos a destrozarlo todo, pero cualquiera les decía nada con los cócteles y los cohetes que llevaban en la mano", declaró un testigo. "La verdad es que tuvimos que calmar a muchos turistas, gente de Madrid y Barcelona, que ante el espectáculo que tenían delante sintieron mucho iniedo", agregó.
Escondidos en las calles
Los encapuchados, una vez finalizada la sesión de fuegos artificiales, se encaminaron desde el interior del Casco Viejo por la calle de San Jerónimo hacia el Boulevard y montaron barricadas con las vallas del recinto ferial. En ese momento circulaban por la zona cientos de personas y algunas de éstas, tras retirar las vallas de las barricadas, les obligaron a esconderse entre las calles.
Los alborotadores que estaban en primera línea animaban a volver a los que estaban en las últimas filas diciéndoles: ¡Venga, tíos, que podemos con ellos!", asegura otro testigo. Éste recuerda que, al ver que no podían salir por esa calle, se dirigieron a la zona del mercado de la Bretxa, en la que había menos gente y donde se encontraban apostadas varias patrullas de la Ertzaintza.
Una treintena de encapuchados se dirigió hasta un autobús urbano que se encontraba estacionado y sin pasajeros junto al mercado y obligaron a bajar al conductor. Los alborotadores rompieron las lunas delantera y trasera y lanzaron al interior dos artefactos incendiarios. El vehículo, un Mercedes matriculado en San Sebastián que estaba preparado para cubrir un servicio especial tras la exhibición de los fuegos artificiales, resultó quemado en la parte delantera.
En los enfrentamientos que se registraron entre los enmascarados y varias dotaciones de la Ertzaintza, que utilizó material antidisturbios, resultó quemado el balcón de un edificio de la calle de San Bixente. "Tuvimos un susto de muerte. Habíamos dejado la puerta del balcón abierta para que corriese un poco de, aire y después de los fuegos oímos a gente, que venía gritando y después que una botella entró, en la casa. Se llenó todo de humo", relató la propietaria. El cóctel mólotov rompió el cristal de la puerta y causó escasos desperfectos en el salón de la vivienda.
"A mí me dio un ataque de nervios al pensar que, si llegamos a, estar dormidos, nos podíamos haber abrasado. Y, sobre todo, cuando al asomarme les vi a todos con las botellas en las manos", añadió. Junto a ella se encontraban tres personas.
Además, los alborotadores lanzaron cócteles y cohetes a la Ertzaintza causando escasos desperfectos en una puerta de la IgIesia de San Vicente, que se halla en obras. Los agentes se adentraron en la Parte Vieja de San Sebastián después la quema del autobús y patrullaron por las calles para evitar que se reprodujesen los altercados.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.