Dos estrellas y unas buenas sastras
No debemos olvidar en absoluto los nombres de Lopatkina y Vishneva: se trata de dos verdaderas estrellas muy jóvenes, pero ya expertas que sin duda darán mucho que hablar y decir internacionalmente por la suprerna calidad de su baile. La referencia a las constructoras del vestuario no es gratuita, pues anteayer en la sala Argenta del palacio santanderino de festivales se pudo ver uno de los más generosos despliegues artesanos del que se es capaz en ballet.Era muy difícil la reconstrucción de los vestuarios y decorados de Scheherezade y El pájaro de fuego, pero el talentoso Anatoli Neiney se empeñó y lo consiguió resucitando toda la magia colorista de Bakst y Golovin.
La puesta en escena de estos dos clásicos de principios del siglo XX corrió a cargo de Andris Liepa e Isabelle Fokin, que han sabido recuperar la base estilística del estilo desarrollado por Fokin.
Ballet del teatro Kirov-Marinskii
Chopiniana; Scheherezade; El pájaro de fuego. Coreografías de Mijail Fokin sobre músicas de Chopin, Rimski-Korsakov y Stravinski. Palacio de Festivales de Santander. 12 de agosto.
¿Quién tiene mayor derecho patrimonial al repertorio fokiniano? Pues los petersburgueses; no pudiendo olvidarse la carta de naturaleza del coreógrafo y su regreso a la Venecia del norte a principios de los años veinte.
Se ha luchado en exceso contra Chopiniana anteponiendo Las Sílfides que redactara Fokin en 1940 en Norteamérica como versión definitiva. Pues ni tanto ni tan calvo. Chopiniana, en la versión que exhibe actualmente el ballet del teatro Kirov-Marinskii, debe reconocerse universalmente como pieza hermana y tan importante como la segunda y da oportunidad para decir que el baile aportado por Irina Gelonkina fue prácticamente perfecto en su concepto y musicalidad, haciendo gala de seguridad, oído y buen gusto.
Primera bailarina
En Scheherezade Uliana Lopatkiná demostró una ductilidad expresiva y virtuosa, elogios que pueden decirse igualmente de Diana Vishneva. Ambas son reconocibles como herederas del estricto concepto de la primera bailarina, la estrella, y en las dos la técnica se pone al servicio del contenido artístico de lo que bailan.El programa Fokin, que se arropa con un bello telón de boca que añora el esplendor de los tiempos de Diaghilev, debía ser visto analíticamente por todos los interesados en el ballet, pues allí se encuentra además del enorme placer estético que ofrece esta gran compañía, la esencia del que es quizá el primer gran renovador del ballet de nuestro tiempo.
Babelia
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