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FESTIVAL DE BENICÀSSIM

Chemical Brothers: "Nos gusta mezclar estilos"

El grupo británico triunfa por segundo año consecutivo en esta concentración del pop

Al dúo Chemical Brothers les "gusta mezclar estilos" y sus dos álbumes en el mercado están ya en boca de todos. Su segundo trabajo, Dig your own hole, ha vendido millón y medio de ejemplares en cuatro meses, confirman sus autores, Ed Simons y Tom Rowlands. Se veía venir desde que esplazaron del número uno en las listas ritánicas a las Spice Girls. Son las nuevas estrellas del baile, tal vez el último fruto del segundo verano del amor de 1988, en el que psicodelia, tecno, éxtasis y una perenne sonrisa coincidieron en algunas de las fiestas más desinhibidas de la década.

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"Por edad somos los últimos en haber vivido ese ambiente y ahora empezamos a vender discos que reflejan un poco lo que pasaba entonces en las pistas de baile en Manchester y Londres, algo imposible para la gente nueva, que arranca con otro tipo de vivencias", dice Rowlands. Y puntualiza: "En ese sentido sí podemos ser el último fruto, más por cuestión generacional que por otra cosa".La pareja comenzó a trabajar como tal hace cinco años en algún oscuro club de Manchester, en cuya universidad se graduaron. Pinchaban discos como después elaboraron, primero como Dust Brothers, los suyos a partir de materiales grabados por otros o producidos por ellos en estudio: "Para nosotros es difícil saber dónde acaba el disc-jockey y comienza el músico".

De hecho, su fama se cimenta no sólo en sus propias grabaciones, sino también en las remezclas hechas para grupos como Charlatans, Primal Scream o Prodigy; y por permitirse el lujo de rechazar propuestas de nombres de primera fila como Crowed House, Metallica o David Bowie: "Si aceptáramos todas las ofertas para hacer remezclas que nos llegan, no haríamos otra cosa. Pero al margen de eso", añaden, "hay otra razón: no puede decirse que los temas propuestos fueran demasiado interesantes".

Bastante trabajo tienen con acudir a todas sus citas veraniegas, incluida una decena de festivales, como el Glastonbury británico, el Lollipop holandés y, por supuesto, el Benicássim español. Un festival donde la mixtura electrónica de Chemical Brothers convive con el pop más exquisito o el rock de última hornada. "Para nosotros es normal" aclaran los hermanos químicos. "No pretendemos hacer música para especialistas, para que la escuche un público exclusivo. Nos sentimos a gusto en medio de la mezcla de estilos, en un festival como éste, donde actuamos después de The Divine Comedy, que no tiene que ver nada con lo que nosotros hacemos, pero la gente disfruta igual con ambos".

No es extraño que Noel Gallagher, líder de Oasis, participe en Setting Sun, uno de los temas de éxito de su útlimo álbum. "La idea surgió de Gallagher y no puedes perder la oportunidad de trabajar con alguien así. Nos gusta trabajar con gente que hace cosas que nosotros no sabemos hacer y Noel, además de cantar muy bien, es probablemente el mejor compositor de esta generación". No ven ninguna amenaza de la música electrónica contra el rock. "Dónde acaba el rock y dónde empieza la música electrónica?, no lo sé, no veo una diferencia insalvable entre la guitarra eléctrica y la guitarra electrónica. No me interesa ese tipo de distinciones", dice Ed Simons.

Para Rowlands, no se puede hablar, de un boom de la música electrónica. "Desde los años cincuenta se hace música electrónica y computerizada. Lo que sucede ahora es una continuación de lo que fue en los sesenta la música experimental, en los setenta la música disco y en los ochenta el house o el hip hop. Y en cuanto al público: a la gente le ha gustado siempre oír música que le anime a moverse

Pero hay una diferencia. Ahora no son pistas de baile, sino grandes recintos al aire libre, terreno del rock, donde la música electrónica que elabora el dúo Chemical Brothers consigue en vivo una respuesta masiva, como pudo comprobarse en Benicássim. "Para nosotro", explican, "la puesta en escena es casi tan importante como el sonido, y lo adaptamos a las condiciones de cada escenario". ¿Y qué pasa con la música, donde el instrumento convencional ha sido relevado por mesas de mezclas? "No somos una banda de jazz, pero improvisamos y cambiamos según reaccione el público ante determinados pasajes".

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