El Casal del Raval lucha por recuperar la normalidad tras el caso de pederastia

Viernes. El Casal d'Infants del Raval está tranquilo. Las mochilas de unos 90 pequeños que el lunes se marcharán de colonias se amontonan en una de las habitaciones, a la espera de ser revisadas para asegurarse de que nada falte. Nadie diría que hace apenas unas semanas, cuando la policía desarticuló la llamada red de pederastia del Raval, el casal se convirtió en el centro de todas miradas. Casi dos semanas después, directivos, educadores, monitores y voluntarios tratan de dar al centro el mayor aire de normalidad de que son capaces, pese a la presión que les rodea.

Sin ir más lejos, ayer por la tarde tres miembros de la entidad declararon voluntariamente durante una hora ante el juez instructor del caso, Josep Niubó, "en una línea abierta de colaboración", según dijeron, pero no quisieron manifestarse sobre el contenido de la declaración. También compareció de manera voluntaria el presidente de la Asociación de Vecinos del Raval, Pep García, y se esperaba la llegada al juzgado de Josefa Guijarro, dueña de la casa de citas a la que acudían los pederastas con los niños captados.Con esta segunda ronda de comparecencias se cierra una intensa semana de investigación judicial en la que Niubó ha vuelto a tomar declaración a los principales encausados en el sumario. El juez asegura que entre lo hecho ayer y lo que haga hoy confía en poder dejar la instrucción suficientemente encarrilada para irse de vacaciones. "Cualquier nombre o fecha concreta sobre el caso será bienvenido", pero matizó que no considera necesario hacer un llamamiento público a la colaboración, "puesto que en las diligencias existen datos suficientes sobre las actividades de la red".

Niubó se mostró sorprendido por el hecho de que "todo el mundo" parecía estar al tanto de las actividades de los encausados: "Todo el mundo lo sabía, todo el mundo lo sabía... pues yo no sabía que pasaba todo esto en el Raval. Parece que era vox pópuli... pues a mí me maravilla en el sentido negativo. Si era así, ¿por qué no se decía? Y si se decía, ¿por qué no se hacía nada? A lo mejor es que se decía a quien no había que decirlo", declaró a la cadena SER.

Y mientras la investigación judicial sigue su curso, los responsables del casal tratan de curar las heridas y dejar la labor de quienes allí trabajan a salvo de las salpicaduras recibidas. "Tenemos un losa encima que es el pasado y no podemos hacer nada. Tamarit [considerado el cerebro de la red] trabajó aquí, pero ya hace mucho que no está". dicen.

"Estuvimos a punto de suspender las colonias cuando estalló todo", apunta la directora pedagógica del casal Rosa Balaguer. Y lo explica: "Es que al principio hubo momentos muy tensos. Algunos padres, sobre todo los de los niños nuevos, se asustaron mucho y según comentaron los niños los interrogaban a todas horas con preguntas cómo "¿te tocan en algún sitio en el casal?".

Al final, dicen los educadores, los padres se han puesto de su parte y sólo han tenido un 14% de bajas en el mes de agosto. Los niños se han enterado a medias de lo que ha pasado. "Aquí se ha dado respuesta a todas sus inquietudes, puesto que no tenemos nada que esconder". Lo peor ha sido bregar con un nuevo tipo de chantaje, nacido de la! especiales circunstancias que han envuelto al barrio. "Cuando coges a un niño del brazo o le rozas para que se mueva, a veces te dice: 'No me toques porque se lo diré a mis padres". Balaguer explicó, tras reunirse con la responsable municipal de Bienestar Social, Eulàlia Vintró, que en septiembre se reunirán entidades y Administración para buscar soluciones "que mejoren la prevención y detección de estos casos".

El secretario de Estado de Justicia, José Luis González Montes, por su parte, anunció ayer que la modificación del Código Penal en materia de delitos sexuales contra menores pretendida por el Gobierno prevé que la explotación, el acoso y el abuso sexual sean castigados con penas que van desde los dos a los cuatro años de cárcel.