Yeltsin promete triplicar el sueldo a los militares para aplacar su descontento

El presidente ruso, Borís Yeltsin, ha encontrado una fórmula para aplacar el descontento de los militares: prometerles que les va a doblar el sueldo para el año 2001 y que se lo va a triplicar para el 2005. El ministro de Defensa, Igor Serguéiev, asegura, además, que los salarios atrasados a los uniformados se pagarán antes del 20 de agosto.El Gobierno tiene dinero fresco tras las recientes y polémicas privatizaciones parciales de la compañía telefónica y de una importante empresa de extracción de metales en las heladas tierras del Norte. Está claro que los militares ocupan el primer lugar en la lista de quienes van a cobrar, por delante de otros estamentos, como médicos o profesores. Éstos no tienen en sus manos fusiles Kaláshnikov o botones de armas nucleares.

La amenaza militar parece más real, al menos en el Kremlin, que el riesgo de una explosión social de la que tanto hablan el ex general y candidato presidencial Alexandr Lébed o el líder comunista, Guennadi Ziugánov. La, casi genética capacidad de sufrimiento del pueblo ruso, y su paciencia a prueba de bomba, son las principales garantías, junto a la mejora paulatina de las grandes cifras de la economía, que justifican la confianza en que la situación no va a escapar a todo control.

El anuncio de aumento de los salarios y otros beneficios para los militares se inserta en la prometida reestructuración de las Fuerzas Armadas, que incluye la reducción de sus efectivos, cada vez más profesionalizados, desde los 1,8 millones actuales (3 millones, si se cuenta al personal civil) a 1,2 millones para finales de 1998. Los altos mandos no quedarán al margen de la rebaja.