Película de exportación
Después de realizar en Estados Unidos cuatro documentales, pero que también tienen algo de ficción, la directora india Mira Nair regresa a su país para hacer Salaam Bombay (1988), su primer largometraje. Una irregular narración de tono neorrealista, sobre las andanzas de un niño de 10 años por las calles de Bombay, situada entre el documental y la ficción, que gana algunos premios en el Festival de Cannes y es seleccionada para el óscar a la película de habla no inglesa.Su éxito le permite rodar en Estados Unidos Mississippi Masala (1991), que cuenta los amores entre la hija de unos emigrantes indios de Uganda, expulsados por el general Idi Amín Dadá y un negro de Misisipí, y la menos interesante Cuando salí de Cuba (1994), sobre los emigrados cubanos en Miami, y también regresar a su país para hacer Kama Sutra con un abundante presupuesto.
Kama Sutra
Directora: Mira Nair. Guionistas: Helena Kriel, Mira Nair. Fotografía: Declan Quinn. Música: Michael Dann. Estados Unidos, Reino Unido, Francia, India, 1996. Intérpretes: Naveen Andrews, Sarita Choudhury, Ramón Pikaron, Indira Varina. Estreno en Madrid: Acteón, Conde Duque y Luna (V. O.).
Más interesada en hacer una carrera comercial escalonada de éxitos que en realizar una serie de buenas películas personales, en esta ocasión Mira Nair se ha planteado la dirección de un producto muy calculado desde el punto de vista comercial, pero llevado a cabo con una tan gran frialdad, que hace que en ningún momento llegue a interesar la historia que tiene entre manos.
Las relaciones, desde la niñez, entre dos celosas muchachas de diferente casta, una que se convierte en reina y la otra en cortesana del mismo rey, ambientadas en la India en el siglo XVI, en un principio es una buena mezcla de elementos exóticos con una historia con una cierta dosis de erotismo, que además se titula Kama Sutra, el mismo nombre del famoso texto oriental sobre el amor.
Frustración
Sin embargo, los resultados no tardan en confirmar que quedan muy lejos de los propósitos. Tal como demuestra que la versión original es inglesa, Kama Sutra se encuentra más cerca de unas cuidadas pruebas de vestuario y decorado rodadas con una excelente fotografía de Declan Quinn, que de una historia realmente sentida. Es decir, es poco más que, un producto pensado para la exportación, que su directora, coguionista y productora, ha logrado que se distribuya en todo el mundo, pero que tiene muy poco atractivo en sí mismo.Tampoco Mira Nair se muestra muy buena directora de actores al narrar la doble historia de amor que encierra Kama Sutra. Frente a la belleza quizá demasiado occidental de Naven Andrews y Sarita Choudhuy, aparecen los demasiado orientales Ramoh Pikaron e Indira Varma en sus respectivos, toscos y leves papeles, más cercanos a un cierto puritanismo que al erotismo que pretende enmascarar el título.
Babelia
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