El nuevo presidente de Irán lanza un mensaje de conciliación a la comunidad occidental
El ayatolá Alí Jamenei, el máximo líder espiritual de Irán, confirmó ayer al presidente electo, Mohamed Jatamí, cómo nuevo jefe del Estado en una ceremonia celebrada en la huseiniya del imam Jomeini, en el norte deTeherán. Jatamí, de 54 años, que será investido hoy por el Parlamento, como quinto presidente de la República Islámica, manifestó que Irán desea una cohabitación pacífica con todas las naciones, pero añadió: "Nos oponemos a la manipulación de algunos países", en aparente alusión a EE UU. Su llegada abre la esperanza de un cambio hacia la moderación.
Frente a los rostros sombríos der otros dirigentes enturbantados del Irán revolucionario, Jatamí muestra un gesto distendido y cordial que suscita esperanzas. A la vez, el mandato popular de 20 millones de votos (un 69% de los emitidos) que logró el pasado mayo puede haber puesto demasiado alto el listón de las expectativas de cambio. Sus oponentes controlan gran parte del aparato de poder.Frente a la alegría contenida con que se vivió el triunfo del hoyatoleslam Jatamí en las calles de Teherán y de otras grandes urbes, los medios de comunicación occidentales celebraron con entusiasmo la elección de un "moderado". Titulares y editorialistas hablaron de una nueva revolución y, en cierta medida, lo era. Los inusitados índices de participación electoral supusieron por sí solos la recuperación para el sistema de importantes grupos de población que desde la revolución islámica de 1979 se habían ido descolgando del régimen.
Jóvenes, mujeres, intelectuales y clases medias acudieron a las urnas atraídos por un discurso que prometía la formación de una sociedad civil, el imperio de la ley y mayores libertades. Promesas que para el iraní de a pie significan el horizonte de una vida cotidiana más fácil y que a Jatamí le han valido los apelativos de moderado, reformista y liberal. Aun así, la ausencia de una reacción popular de contento daba a entender que los propios hacedores de su triunfo no se lo terminaban, de creer.
El freno conservador
Sabedores de las concesiones y componendas inherentes al sistema político de facciones que impera en su país, los iraníes, esperaban hasta ver con qué margen real de maniobra contaría su líder. Jatamí será investido hoy por un Parlamento mayoritariamente conservador y a cuyo presidente, Alí Akbar Nateq-Nuri, derrotó en las elecciones de mayo. Esa misma Cámara debe aprobar la composición de su Gobierno.De momento, desde las filas conservadoras ya se le ha pedido que incluya a algunas de sus figuras en la lista de ministros, "incluso si no están de acuerdo con sus planes en todos los detalles". Un requerimiento que se añade a la necesidad de contentar a las dos facciones que le han aupado al poder, pragmáticos y radicales. Así que de los nombres que logre colocar en las carteras clave de Interior, Información, Exteriores y Orientación Islámica, se podrá intuir la rapidez y profundidad de sus esperadas reformas.
A pesar del mensaje conciliador pronunciado ayer por Jatamí, el regreso de los embajadores de la Unión Europea (UE) no parece ser uno de los cambios inmediatos. Ninguno de ellos estará hoy en la ceremonia de su investidura a causa de la crisis diplomática provocada por el caso Mykonos el pasado abril, cuando un tribunal alemán responsabilizó a "las más altas autoridades del Estado iraní" del asesinato de cuatro opositores kurdos en Berlín en 1992. El anuncio del Gobierno iraní de que todos los embajadores presentes en Teherán estaban invitados a la toma de posesión del nuevo presidente, hizo entrever una oportunidad, pero no hubo acuerdo sobre la cadencia del regreso.
La UE, que tras llamar a sus embajadores a consultas, decidió no enviarlos de nuevo a Teherán en protesta por la decisión iraní de declarar persona non grata al jefe de misión alemán, pretendía ahora un regreso conjunto de los Quince. Sin embargo, todo lo más que el presidente saliente, Alí Akbar Hachemí Rafsanyaní, pudo ofrecerles fue un "regreso separado", en el que el embajador alemán fuera el último en llegar.
Una mejor predisposición parece existir en cuanto a las relaciones con EE UU, el Gran Satán. Desde los periódicos más cercanos a los moderados se ha asegurado esta semana que "Estados Unidos no debe perder esta oportunidad para allanar el camino para un acercamiento a Irán" (Teheran Times) o que "es el mejor momento para que Estados Unidos corrija su política hacia Irán" (Iran News).
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