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Agridulce reacción norteamericana

Xavier Vidal-Folch

El presidente ejecutivo de Boeing, la compañía absorbente, Phil Condit, emitió ayer desde su sede en Seattle una reacción agridulce. Por un lado, agria, al considerar que la Comisión Europea "debería haber otorgado mayor preferencia a la Comisión Federal de Comercio" norteamericana, a la que los dos socios sometieron documentos con una extensión de cinco millones de páginas.Su vicepresidente ejecutivo, Richard Albrecht, explicó en Bruselas que ese reproche obedecía a que Boeing hubiera preferido un "examen conjunto del expediente por las dos autoridades de la competencia". Asegurando que no "no hay quesubestimar la ferocidad de Van Miert", Albrecht vino a reconocer implícitamente que la autoridad antimonopolio norteamericana ha quedado bastante en falso, porque ésta había aprobado la fusión sin condiciones.

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Pero para Boeing también fue un día dulce, porque recibió la luz verde a la operación que la consolida como el gran gigante de la construcción aeronáutica. Realizar concesiones era "la mejor alternativa", explicó Albrecht, elegida frente a otras dos peores: el aplazamiento de la fusión, que hubiera suscitado incertidumbre entre los clientes y proveedores; y las eventuales multas impuestas por Bruselas.

Albrecht justificó la tardanza en las últimas concesiones en su convencimiento de que "había margen" para el compromiso en el asunto de los contratos exclusivos, "y al final nos enteramos de que para la Comisión sólo había una salida posible, su total eliminación". Y discrepó frontalmente de Van Miert en un punto: en todo el proceso de fusión "no nos llegó" ninguna queja de las compañías aéreas potenciales clientes. El comisario de la Competencia aseguró que a él sí le habían comentado confidencialmente su preocupación.

En Washington, el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, aplaudió la decisión de Bruselas de recomendar la aprobación de la fusión, informa Renwick MeLean. "Esperamos que la Unión Europea dé la aprobación final de manera clara y rápida", apremió el presidente.

La recomendación representa un importante triunfo para el Gobierno de Clinton, que había trabajado duro para evitar que la Comisión Europea se opusiera a la fusión. Clinton, que llamó a varios lideres europeos el martes para discutir del asunto, expresó varias veces públicamente su deseo de evitar un conflicto con Europa, en lo que se interpretó como un mensaje tanto a los europeos como a Boeing, que había amenazado con abrir una guerra comercial si la UE vetara la fusión.

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