_
_
_
_
_

Lazos azules en Perú por la libre expresión

Trabajadores y simpatizantes protegen la cadena de televisión que denunció las escuchas ilegales

Cuando un grupo de guerrilleros atentó contra la cadena de televisión Frecuencia Latina hace cinco años y mató a cinco empleados, el dueño, Baruch Ivcher, selló la sede con una pared de hormigón de seis metros y persuadió al Gobierno para que estacionara soldados y carros de combate en el exterior.La ironía es que esas mismas tropas que antes protegían el edificio de la televisión, tildada de progubernamental por los insurgentes, puedan recibir en cualquier momento la orden de asalto. La razón no es muy original: al Gobierno de Alberto Fujimori tampoco le gusta la línea informativa de Frecuencia Latina.

Hace unos días el Gobierno decidió retirar la nacionalidad peruana a Baruch Ivcher, nacido en Israel, pero peruano de adopción desde 1984, una medida que ha levantado fuertes críticas dentro y fuera del país. El siguiente paso es quitarle la propiedad de la televisión, pues un extranjero no está legitimado para ser el dueño de una cadena informativa en este país. La relación entre ambas medidas parece evidente.

Pero la operación no será sencilla en absoluto. Frecuencia Latina se ha convertido en un símbolo de la lucha por la libertad de expresión, del derecho a la crítica y de las libertades democráticas en general. Una veintena de periodistas y miles de simpatizantes mantienen una sólida vigía día y noche ante sus puertas con el objeto de impedir un ataque del Ejército. "Defenderemos esta cadena con nuestras propias vidas si es que es preciso hacerlo", explicó Iván García, director de los informativos. "La única manera como podrán entrar aquí es por la puerta con carros de combate o por el tejado con helicópteros".

Dentro del edificio, reconstruido tras el atentado guerrillero de 1992, se respira un ambiente de tranquilidad. Los reporteros y los productores trabajan con la tecnología más moderna, con turnos dobles y triples. Nadie quiere ceder un solo centímetro al Gobierno. Los pasillos bullen como en los días de las grandes noticias. Ésta vez, la más importante es el último rumor sobre las aviesas intenciones de Fujimori. "Cuando tu trabajo es dar las noticias, es incómodo cuando te conviertes de repente en noticia", dijo Fernando Viana, el director general. "Pero ahora nos hemos visto forzados a defender todos nuestros principios".

Cámaras para el asalto

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Los técnicos tampoco pierden el tiempo. En los últimos días han situado cámaras en el tejado para controlar toda actividad sospechosa o para que, en el caso de una incursión militar desde el aire, poder retransmitirla en directo a todo el país y que los ciudadanos puedan saber lo que sucede.Los problemas de Frecuencia Latina no arrancan de la semana pasada, cuando el Gobierno decidió retirar la ciudadanía a Ivcher. El motivo de las desavenencias con el poder viene de largo. Y no es otro que las investigaciones llevadas a cabo por los periodistas de esta televisión sobre los casos de tortura y corrupción existentes en el Ejército. La gota que colmó el vaso de la paciencia de Fujimori fue la denuncia, mucho más reciente, de las escuchas ilegales llevadas a cabo por la agencia nacional de inteligencia en las que se haya involucrado un alto asesor de Fujimori, el polémico VIadimiro Montesinos, responsable de esos servicios. Esa línea crítica con el poder ha incrementado la audiencia y, lo que es más importante, el prestigio de la emisora.

La defensa de Frecuencia Latina se ha convertido en un vasto movimiento de solidaridad que ha desbordado las previsiones más optimistas. Los ciudadanos se manifiestan a diario ante las puertas de la emisora portando lazos azules en la solapa y con pancartas alusivas a la libertad de prensa o a la democracia. "La dictadura no pasará", "Respetoa los derechos humanos", "El Ejército no es bienvenido aquí", "Ivcher es Perú" o " 19% y cayendo", en referencia a las paupérrimas cifras de popularidad de Fujimori en los últimos sondeos de opinión.

En una entrevista telefónica desde Miami, donde se refugió en junio tras recibir amenazas de muerte, Ivcher aseguró que si el Gobierno consigue asumir el control de su cadena, ningún medio en Perú estará a salvo. "Yo sólo soy el blanco fácil que el Gobierno está utilizando para enviar un mensaje a todas las otras cadenas de televisión y publicaciones en Perú de que no tolerará un periodismo libre, independiente y honesto. ( ... ) Esto demuestra que ya no quedan derechos y la única manera que tiene Fujimori para gobernar es con tanques y soldados".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_