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El asesinato de Versace dispara las ventas de sus productos en EE UU

Gianni Versace era considerado un genio en vida. Tras su trágica muerte, se ha convertido en un mito y ahora todo el mundo quiere tener "algo" suyo. De ahí que sus tiendas hayan hecho su agosto en julio y, en estos momentos, encontrar un producto auténticamente Versace en Estados Unidos no sea cosa fácil.Se confirma así que en el olimpo de las deidades financieras o artísticas, nadie ha perdido dinero por morir antes de tiempo. Las ventas, según cifras oficiales de varias de las boutiques Versace en Estados Unidos, han representado más de dos veces el volumen de lo que hubiera sido habitual desde que acaeció la muerte a tiros del diseñador a la puerta de su mansión de Miami.

Ahora es posible que muchos compradores de artículos de Versace quizá piensen que ese objeto que están adquiriendo pudo ser el último que diseñó el creador italiano. Sea como fuere, el beneficiado va a ser el imperio Versace que ahora tienen en sus manos Santo y Donatella, los hermanos del diseñador. Y parece que, tras la muerte del genio, tiende a crecer.

Las tiendas Versace de todo el país, que cerraron el miércoles pasado en señal de duelo por el asesinato de su dueño un día antes, abrieron el jueves y no pararon en todo el día. La demanda de artículos fue tal que, en vez de establecimientos de lujo, parecían panaderías de barrio, debido a las enormes colas de gente que se llegaron a formar en sus puertas.

"Estamos vendiendo todo lo que tenemos de Versace", indicó por ejemplo Dawn Mello, presidenta de los famosos y exclusivos grandes almacenes neoyorquinos Bergdorf Goodman, quien confirmo que del último modelo de vajilla Versace no queda un plato a la venta en todo Estados Unidos.

Mitos

Los expertos en mitos de carne y hueso, cuyos comentarios se han multiplicado estos días en los, medios de comunicación de Estados Unidos, han coincidido en subrayar el morbo que arrastra la muerte de este tipo de personajes y cómo exacerba los instintos compradores de muchas personas, especialmente de los coleccionistas y de los mitómanos.Como referencia próxima, ahí está el caso de los objetos personales de Jackie Kennedy, subastados en cantidades millonarias hace un año y posteriormente copiados hasta la saciedad -collares, pendientes, broches e incluso lámparas de sobremesa- por distintas marcas que parecen haber comprado las patentes.

También cabe recordar cómo las zapaterías de Estados Unidos agotaron sus existencias de modelos Bruno Magli, a pesar de ser carísimos -mínimo 37.500 pesetas-, después de que unos pares de esa marca se convirtieran de alguna forma en protagonistas del juicio contra el ex jugador de fútbol estadounidense O. J.Simpson.

En aquella ocasión, quizá los compradores se vieron movidos por el morbo de pensar que unos zapatos como esos fueron la última imagen que vio la rubia esposa de Simpson, Nicole Brown, antes de morir asesinada.

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