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Crítica:XXI FESTIVAL DE JAZZ DE VITORIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

En el túnel del tiempo

Música y más música en el Festival de Vitoria. Densa y abundante, para todos los gustos: de lo más tradicional, casi etnomusicología pura a lo más contemporáneo.Por la tarde, y desafiando un temporal de los que invitaba a quedarse en casa y sólo salir en caso de auténtica emergencia, el teatro Principal se llenó con Geri Allen. Un concierto intenso y sugerente que pasará a los anales del certamen como uno de los más interesantes de esta 21ª edición.

En muy poco tiempo la pianista Geri Allen se ha conformado como una de las personalidades más atractivas del jazz; actual y en Vitoria desplegó ampliamente sus virtudes. Su toque pianístico es de una sensibilidad exquisita, su fuerza realmente apabullante y su concepción musical abarca toda la historia del jazz y todavía va más allá.

Geri Alien Trio / Elvin Jones Special Quartet

Geri Allen Trio, teatro Principal. Dr. Michael White's Original New Orleans Jazz Band with Bob Wilber. Elvin Jones Special Quartet with Wynton Marsalis. Polideportivo Mendizorrotza: Cyrus Chesnut Trio. Canciller Ayala. Vitoria, 16 de julio.

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Realmente magnífica y más contando con la colaboración de un batería de la categoría de Lenny White (felizmente recobrado para el jazz). White tocó con su contundencia habitual pero con una sensibilidad inusual y perfectamente compenetrado con el piano de Allen. Una lección de jazz.

Por la noche, Mendizorrotza se convirtió en un túnel del tiempo. Primero el grupo de Michael White con Bob Wilber como estrella invitada nos transportó a los inicios del jazz con su Dixie tan intrascendente como pegadizo. Musicalmente de una pobreza trasnochada, la monótona propuesta de White podría servir para animar una glorieta al aire libre pero nunca un concierto de una hora y 45 minutos.

En segundo lugar, el gran Elvin Jones decidió revivir sus años dorados con John Coltrane pero utilizando la trompeta de Wynton Marsalis en vez del saxo de cualquiera de sus innumerables imitadores. El resultado fue importante: un auténtico concierto para batería con trompeta acompañante.

A sus 70 años Jones toca la batería con una energía desbordante que ya (quisieran muchos jovencitos y, además, conserva intacta su facilidad para propulsar a sus músicos a esferas siempre superiores. Esa noche fue Marsalis el que abandonó su amaneramiento habitual para demostrar que, cuando quiere o las circunstancias le obligan, puede tocar con sentimiento.

Ya de madrugada, Cyrus Chesnut seguía desbordando musicalidad en el abarrotado bar del Canciller Ayala. Chesnut hubiera merecido un concierto en el teatro Principal, pero como no hay mal que por bien no venga, al tener estratégicamente situado su piano cerca de los ascensores del hotel en el que se alojan todos los músicos las jam sessions son algo común.

Si la primera noche fue James Carter el que se subió espontáneamente al escenario, en la segunda fue Marsalis el que sorprendió a los trasnochadores dispuesto a alargar su actuación en Vitoria hasta altas horas de la madrugada.

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