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La Comisión prevé que Polonia y Hungría entren en la UE antes que los demás candidatos

Xavier Vidal-Folch

La Comisión Europea confirmó ayer que sus candidatos para la primera ola de la ampliación de la Unión Europea (UE) son, además de Chipre, cinco países del Este: Polonia, Hungría, República Checa, Eslovenia y Estonia. Pero en su documento Agenda 2000 subraya que Polonia y Hungría están a años luz del resto y que iniciar negociaciones con todos "no implica concluirlas al mismo tiempo". La primera oleada en la ampliación comunitaria albergaría, así, distintas velocidades de incorporación. Y exigirá, además, enormes apoyos financieros de los Quince socios actuales.

"La Comisión subraya que una decisión de iniciar simultáneamente negociaciones de adhesión" con los seis -decisión que deberá ratificar o rectificar en diciembre el Consejo Europeo- "no implica concluirlas al mismo tiempo", previene el documento aprobado ayer. Este anuncio hay que enlazarlo con la puntuación que el Ejecutivo comunitario otorga a cada candidato.Así, la Agenda 2000 "comprueba" que sólo dos países, Hungría y Polonia, exhiben hoy la capacidad de cumplir a medio plazo, simplemente "manteniendo su rumbo" actual, el requisito económico básico para la adhesión. A saber, "la capacidad de hacer frente a la presión de la competencia y a las fuerzas del mercado en el interior de la Unión". O, dicho a lo bruto, sólo polacos y húngaros podrían abrir sus mercados y no perecer en el intento. A los de este grupo de primera velocidad se les podrían unir checos y eslovenos "a condición de que intensifiquen sus esfuerzos" económicos. Y muy cerca de ellos figuran los estonios.

Suspenso a Rumania

Varias fuentes de la Comisión desmintieron ayer la versión según la cual la toma en consideración para la ampliación de un grupo amplio de cinco candidatos-además de Chipre- en lugar de uno reducido de tres -alternativa que adoptó la OTAN- se deba a la insistencia del comisario británico Leon Brittan. La opción de cinco siempre estuvo clara, y derivó de los estudios técnicos de los servicios de Bruselas. Pero ocurre también que dentro de ella se dibujan dos velocidades distintas, aunque la amplitud del periodo de adhesión pueda permitir sorpresas.Los candidatos han sido elegidos de una lista de 10 postulantes. El suspenso más triste ha sido para Rumania -también rechazada por la Alianza Atlántica-, porque se considera que su economía es incapaz a medio plazo (esto es, antes del año 2006) de absorber el impacto de la adhesión. Es el mismo argumento empleado para Lituania, Letonia y Bulgaria, pero éstas no han recibido recientemente otra ducha de agua fría.

El más tajante varapalo ha sido para Eslovaquia, por sus insuficiencias democráticas. Su Gobierno "no respeta suficientemente las atribuciones devueltas por la Constitución a los otros poderes"; desoye las decisiones del Tribunal Constitucional sobre el último referéndum; hace un uso "preocupante" de la policía y los servicios secretos y no garantiza por ley los derechos de la minoría húngara.

La estrategia de cooperación económica y política para facilitar las adhesiones de los países individuales a través de periodos de negociación Y luego transitorios probablemente largos -aunque el Ejecutivo evita cuantificarlos- está bastante clara, porque hay precedentes.

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Pero lo que no está claro es cómo y cuándo se hará la reforma institucional que adapte a la UE para acoger a los nuevos socios. Tan deficiente e impreciso es el nuevo Tratado de Amsterdam al respecto, que la Comisión se vio obligada ayer a pedir precisiones. "Propone", reza su texto, "fijar desde ahora la fecha" para la reforma de los votos en el Consejo y del número de comisarios. Es decir, sugiere a los quince Gobiernos hacer los deberes que hace un mes fueron incapaces de redactar.

Al tratarse de una ampliación inusualmente nutrida, la UE ha contemplado establecer un mecanismo de diálogo político multilateral con todos los aspirantes, una especie de sala de espera similar a la que estableció la OTAN al fundar la Asociación por la Paz. Es la llamada "Conferencia europea", que pretende "agrupar en un mismo recinto" a los Estados que mantienen acuerdos de asociación con los Quince. Discutirían asuntos de política exterior y de justicia e interior, especialmente sobre el crimen organizado. Se reuniría anualmente a nivel de jefes de Estado o de Gobierno.

Su interés más inmediato es diluir o encauzar la candidatura de Turquía. Los comisarios se dividieron ayer por mitad sobre la conveniencia de incluir una mención expresa a Ankara como partícipe de la Conferencia. Como siempre que hay litigio, se elige el limbo: ni aparece concretamente, ni tampoco desaparece, pues es uno de los países asociados a la Unión.

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