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"Ermua era un barril de pólvora"

, El pulmón de una villa, Ermua (Vizcaya). Carlos Totorica, el alcalde, nunca hubiera pensado que él o que su pueblo podían saltar a la fama de una forma tan brutal, por el asesinato por ETA de uno de sus concejales, Miguel Ángel Blanco Garrido.De Ermua de toda la vida, con 42 años, Totorica ha sabido calmar los ánimos de sus vecinos cuando ha sido preciso y ha sabido también dar una lección de pacifismo.

Casado con una funcionaria municipal y aficionado a la peIota, la bicicleta y el monte, tiene dos hijas. En los grupos cristianos, de la Iglesia católica, Ie nació la conciencia social. Con apenas 15 años comenzó a militar y a pensar en la política.

Su primera afiliación política le llegó a principios de los años setenta en una formación llamada EKA (Eusko Karlista Alderdia), un partido cercano a Carlos Hugo de Borbón.

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Sin embargo, el salto lo dio en Sarriko, la facultad de económicas de Bilbao. Allí, con 19 años se apuntó al PSOE en 1975 y hasta los 23 años dirigió las Juventudes Socialistas del pueblo. Tras unos primeros años de mucha actividad decidió, tras el servicio militar, tener una vida privada y convertirse en militante de base.

Así, pese a faltarle una asignatura para acabar la carrera, dirigió una sucursal de la BBK (Bilbao Bizkaia Kutxa). Sin embargo, el gusanillo político y el deseo de hacer algo por su pueblo, le llevaron a luchar en su partido por un puesto y presentarse a las elecciones municipales que se celebraron el 26 de mayo de 1991.

Desde entonces es alcalde de Ermua, un puesto desde el que inició un cambo de la dura imagen de la villa. Además le ha tocado lidiar con la más fea, eI terrorismo. Un trabajo en el que ha dirigido a su pueblo con brillantez.

Pregunta. ¿Le ha sorprendido su pueblo?

Respuesta. No. La gente de Ermua siempre ha sido muy dinámica. Ahora se ha traslucido un tejido social con capacidad de ilusión, creatividad e iniciativa que viene de lejos. Éste es un pueblo que trabaja y lucha no sólo en la fábrica sino tambien en las actividades sociales.

P. ¿Cómo es posible compaginar ponerse delante de la gente para pedir la paz y salir corriendo a apagar un fuego en la sede de HB?

R. Es muy sencillo, no tiene misterio.Vivo en el campo y he apagado muchos incendios forestales. Cuando me avisaron que había fuego, pensé que era el local de HB. Me pareció que era importante pararlo. Primero, es un edificio viejo y, segundo, nosotros somos distintos a HB. Y eso significa que no nos podemos permitir que la respuesta a la violencia sea más violencia.

P. En las calles ha habido una gran tensión. Podía haber pasado cualquier cosa.

R. Era un barril de pólvora con toda la pinta de que explotaba en un instante. Para canalizar toda esta rabia contenida, lo más conveniente me pareció ponerme al frente de la manifestación y echar a andar. Para cuando terminamos los nueve kilómetros de marcha, los vecinos habían hecho un gran acto pacifista y estaban relajados. Un aspecto clave ha sido que el pleno de este ayuntamiento siempre ha trabajado unido. Entendía que era una lucha de todos los demócratas y que, con la excepción de HB, teníamos que estar unidos.

P. ¿Ha sido ésta una experiencia muy dura?

R. Sí, pero más qué difícil, gratificante. Me daba la impresión de que estaba tan claro que lo que estabamos defendiendo era justo. El momento era delicado, sin embargo, si uno va con honestidad y le siguen, bien, si no, no lo sé... Vamos, que no voy a decir que no pasé un mal trago cuando estaba en el balcón del ayuntamiento y la gente decía que había que pegar fuego a no se sabe qué.

P. El pueblo de Ermua se ha convertido repentinamente en el centro de España y de Europa...

R. No he leído un solo periódico. No sé la trascendencia de esto. En Ermua las cosas van a cambiar. HB lo tiene muy. claro. En algún sitio se tenía que romper la primera piedra. Estoy encantado de que Ermua haya dado una muestra de solidaridad y lucha por la libertad. La historia hay que hacerla y no leerla. Primero he vencido mi miedo y luego he visto como todos los vecinos se han subido a la chepa de HB.

P. ¿Qué va a pasar con los de Herri Batasuna? Ahora mismo, si sale alguno a la calle, ¿peligraría su integridad física?

R. No lo sé. Me encantaría que esto no sucediera. Creo que HB se tiene que pensar si tiene derecho a matar por ideas que sólo sélas creen ellos.

P. ¿Quién era Miguel Ángel Blanco?

R. Un chaval. Un golpe de aire fresco que llamaba al asesinato, asesinato, y al chantaje, chantaje. Tenía su gracia. Pero diría que fundamentalmente lo que, le gustaba era la música, más que nada.

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