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El vuelo de Enrique Iglesias

11.000 personas arroparon anoche al cantante en su debú en Madrid

Elsa Fernández-Santos

Sobre un gigantesco escenario, arropado por seis músicos de primera fila y con la seguridad de una estrella, Enrique Iglesias actuó anoche en Madrid por primera vez desde que hace dos años saliera su primer disco a la calle. Unas, 11.000 personas, en su mayoría seguidoras adolescentes, corearon una a una las canciones del hijo pequeño de Julio Iglesias, que literalmente voló sobre un escenario en el que sólo se parece a su padre cuando después de cada canción grita el inevitable "!yeah¡". El cantante, de 22 años, demostró ayer en la plaza de Las Ventas que el escenario también es su casa.Vestido con una camisa azul de seda (de la que para mayor éxtasis de sus fans se desprendió a la cuarta canción), una camiseta blanca y unos vaqueros negros, Enrique Iglesias se movió sobre el escenario con absoluta naturalidad y agilidad. "¿Quién se quiere enamorar esta noche?", preguntó de rodillas a sus hipnotizadas seguidoras, que ante una pregunta tan obvia enmudecieron por primera vez.

El cantante salió al escenario de la plaza de toros a las 22.20, pero desde primeras horas de la tarde empezó a llegar su público en autocares de toda la provincia de Madrid. Cuarenta voluntarios de Cruz Roja, seis ambulancias y 30 camillas instaladas en una pequeña carpa de socorro se prepararon para atender la histeria adolescente. A las 18.00, cuatro horas antes del concierto, la primera joven caía desmayada..

Enrique Iglesias, sin embargo, no logró llenar todos los rincones de Las Ventas, algo que no deslució su recital gracias a la respuesta de su entregado público, al que se unió un ubicuo. padre Apeles, la duquesa de Alba y su colega Alejandro Sanz, entre otros famosos.

Iglesias inició su actuación con Miente, canción a la que siguió No llores por mí, Trapecista, El muro, Enamorado por primera vez, Sólo en ti (su versión del Only you de los Platers), Vivir' y morir y, por fin, Experiencia religiosa. Su gran éxito lo cantó sobre una enorme grúa que lo elevó por el cielo de la plaza. El cantante se colgó de un solo brazo de la máquina y el público gritó, pero esta vez de terror.

Sus seguidoras (más de una agitando en el aire su sujetador) corearon una a una sus canciones, que a veces ni se oían por los gritos. "Soy la persona más feliz del mundo", dijo el cantante. "Y nosotras", le contestaron.

Por si lo de la grúa era poco, Enrique Iglesias incluso cantó con una niña en brazos. La niña, que no paraba de llorar, se agarró a su cuello y el cantante la mantuvo durante toda una canción en sus brazos. Fue lo que le faltaba a su público: también es un padrazo. Y es que el artista juega con todas las cartas posibles: chulería de rockero, gestos de buen chico, seguridad de latin lover y un cuerpo fuerte pero delgado y elegante.

El hijo pequeño de Julio Iglesias e Isabel Preysler inició su primera gira el pasado 31 de marzo en Odessa, en el Estado norteamericano de Tejas. Fue el primero de 67 recitales que le llevarán por Estados Unidos, Europa y Latinoamérica hasta casi final de año. Según sus organizadores, se trata del espectáculo de dimensiones más grandes realizado por cualquier artista hispano. Más de 75.000 kilogramos de peso en escenografía, luces y sonido. Todo transportado por ocho camiones de carga o dos aviones C130. Los efectos especiales del escenario, además, han sido diseñados por el mismo especialista que trabaja para el mago David Copperfield. Sus músicos (Tommy Byrnes, Chuck Burgi, David Rosenthal, Cristal Taliefero, Kevin Henkins y Jorge Cintrón) han trabajado, entre otros, junto a Billy Joel, Bruce Springsteen o Cindy Lauper.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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