La OTAN se ensancha
TODO UN trágico pasado de división y enfrentamiento entre dos Europas comenzó ayer a ser definitivamente superado en Madrid, al cursar la OTAN sus primeras tres invitaciones para que antiguos miembros del Pacto de Varsovia se integren en el seno de la Alianza. Gracias a las presiones de algunos aliados sobre EE UU, esta ampliación se configura como un proceso abierto. Polonia, Hungría y la República Checa deben ingresar a tiempo para 1999, cuando la OTAN celebre su 50' aniversario con una nueva cumbre en la que se revisará la situación para abrir nuevamente sus puertas, probablemente a Eslovenia y Rumania, cuya petición de ingreso ha sido rechazada en esta primera apertura al Este.La OTAN se convierte en elemento central de la nueva arquitectura de seguridad europea con el paso dado ayer, con el Acta Fundacional firmada en mayo que regirá sus relaciones con Rusia, con el acuerdo similar que suscribirá hoy con Ucrania y con la creación del Consejo Euroatlántico, paraguas bajo el que se relacionará la Alianza con los países asociados y que celebrará una reunión de alto nivel. hoy en la capital española. De hecho, con estos acuerdos la Alianza cubre con sus diversas asociaciones todo el hemisferio noratlántico, e incluso más al sur, con las relaciones que ayer decidió profundizar con los países terceros de la cuenca del Mediterráneo. Se genera así desde la cooperación, que ya no el enfrentamiento, un proceso de mayor seguridad en el continente. Evidentemente, estos pasos, junto con la reforma de las estructuras internas que debería culminar en diciembre,. transformarán profundamente a una Alianza que todos sus miembros quieren preservar y a cuyas puertas se agolpan los aspirantes.Ahora bien, este proceso puede causar frustraciones a los aspirantes que se queden fuera, aparte del malestar que provoca la ampliación misma a una Rusia excluida -Primakov consideró ayer un "grave error" la ampliación decidida en Madrid- Por eso era tan importante que la OTAN anunciara la ampliación a los tres como un primer paso que será seguido de otros en años posteriores, con una mención a los países del sureste europeo, y en particular a Eslovenia y Rumania. De hecho, la inclusión de Hungría entre los primeros llamados carece de sentido geográfico, al quedar como un territorio OTAN aislado, a la espera, quizás, de un futuro ingreso de Austria o de otros países. La mención muy matizada de la región báltica en el comunicado de ayer rompe también la idea de que toda el área ex soviética quedará fuera de la OTAN.
Pero finalmente Clinton ha terminado por imponer su criterio de una ampliación reducida a tres países, para cuya ratificación puede encontrar aún problemas en el Senado. Ya sea en Washington o en Ankara, el rechazo de este acuerdo llevaría a una situación sumamente complicada: una ampliación fallida puede resultar más negativa que si no se hubiera llegado a plantear.
La OTAN no sólo se extiende, sino que se reforma internamente para aligerar y flexibilizar su estructura militar, de forma que le permita acometer las nuevas misiones de paz a las que tendrá que hacer frente. Como lo está haciendo en Bosnia, cuya evolución despierta grandes preocupaciones entre los líderes aliados, que ayer exigieron a las partes el cumplimiento de los acuerdos de paz y rechazaron todo recurso a la fuerza para resolver los problemas políticos en la parte serbobosnia.
La nueva estructura no estaba madura para una decisión en Madrid, ni para asegurar que se cumplen las condiciones que exige España para su plena integración. Y para ello parece totalmente contrario a las buenas formas diplomáticas que el ministro británico de Exteriores, Robin Cook, mencionara ayer mismo, en declaraciones a la BBC, la posibilidad de bloquear la integración militar española si nuestro país no anula las restricciones al tráfico aéreo en Gibraltar. Ahora bien, a estas alturas, el Gobierno español tenía que haber preparado mejor con el británico una solución a esta cuestión.
Francia considera por su parte insuficiente la europeización de la Alianza. Las demandas francesas de poner a un europeo al frente del mando sur en Nápoles resultan poco realistas si se tiene en cuenta que tendría bajo sus órdenes en el Mediterráneo a la Sexta Flota de EEUU. Ahora bien, la integración de Francia en la nueva estructura militar de la OTAN beneficiaría a toda la Alianza, impulsaría el surgimiento en el seno de ésta de una identidad europea de defensa (IED) y facilitaría el pleno encaje de España. Por todas estas razones, los aliados deberían hacer en los próximos meses sinceros esfuerzos para convencer y facilitar a los gobernantes franceses -al presidente conservador francés, Jacques Chirac, y al primer ministro, Lionel Jospin- que tomen el tren de la nueva OTAN en su estación de diciembre. No es bueno que Francia se quede sola.
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