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Frühbeck inaugura el teatro Principal de Burgos tras 50 años de cierre

El director burgalés dirigió la 'Novena sinfonía" de Beethoven

El teatro Principal de Burgos, uno de los más bellos coliseos isabelinos de España, abrió sus puertas el lunes con asistencia de la infanta Cristina y representantes del mundo de la cultura. Clausurado en 1946, renace ahora tras una muy inteligente y sensible labor del arquitecto José María Pérez, Peridis, y se ha roto el largo silencio tal y como debía ser: con un canto a la alegría. Ninguno más universal que el de Schiller, exaltado hasta la transfiguración por Beethoven en la Sinfonía en re menor número 9.

Burgos tiene en la figura de Rafael Frühbeck no sólo un gran maestro de carrera y talante universales, sino también un enamorado de su ciudad natal. Nada más lógico que fuera él quien condujese la jornada inaugural del reconstruido Principal. Situado a la entrada del Espolón, un lugar de inusitada belleza, inició su construcción Francisco de Angoitia y la continuó Luis Villanueva, para ser inaugurado el día de la Pascua de Resurrección del año 1858.La reapertura, después de 50 años de cierre, estuvo en manos del maestro en unión de la Orquesta Sinfónica de Madrid y el Orfeón Donostiarra, que hoy dirige José Antonio Sáiz Alfaro, y con la colaboración de un notable cuarteto de solistas vocales: la soprano croata VIatka Orsanic, la mezzo argentina Mabel Perelstein, el tenor australiano Glenn Winslade y el bajo donostiarra Alfonso Echevarría.

Concedió Beethoven a la voz más grave el, privilegio de iniciar en solemne invitación el Canto a la alegría, así como el de exponer el hermoso tema. Echevarría lo hizo, más que nunca, con nobleza de estilo y perfección técnica. Con él, la soprano tiene cometido importante y, también, difícil, pero la Orsanic lo abordó admirablemente, lo que puede decirse de la mezzo Perelstein y del tenor Winslade, excelente en su variación a modo de marcha. El Orfeón se crece en las grandes situaciones, y ésta lo era, así es que sus habituales calidades ascendieron a niveles insuperables. Con no menor emoción, vigor y entusiasmo, entonaron al final del acto el Himno a Burgos del burgalés Rafael Calleja, sobre texto de Marciano Zurita. Invitó Frühbeck a todos los asistentes a asomarse al homenaje burgalés, y lo hicieron casi como un inmenso coro profesional.

Intensa tarea

Frühbeck y la Sinfónica de Madrid trabajan unidos desde hace años y desarrollan una intensa tarea jalonada, durante las fiestas de Navidad, por la interpretación de la Novena Sinfonía, que este año será natural que suene en el teatro Principal. Una acústica bien definida, quizá un punto corta de reverberación, permitió a Frühbeck de Burgos una versión detallada, viva, grave y serena de la obra, a la que no añade el menor exceso expresivo para juntar, como querían los clásicos, la verdad y la belleza. Por la noche, el maestro recibió la medalla del Círculo de la Unión.Mil veces se ha escrito sobre la Novena Sinfonía y su valor de acontecimiento, que en esta ocasión se amplió por la positiva circunstancia inaugural. Con el Principal en marcha, todos esperan un reflorecimiento de la vida musical y cultural de Burgos, lo que es también propósito de las autoridades, con el alcalde Valentín Niño a la cabeza.

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