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ELECCIONES EN MEXICO

El fin de lo que Vargas Llosa llamó la "dictadura perfecta"

Los mexicanos dieron ayer el último paso hacia la democracia

"¡A tiros llegamos al poder y a tiros nos tendrán que sacar!", solía balbucear Fidel Velázquez, que con 97 años seguía controlando el movimiento sindical mexicano y era uno de los pilares más firmes del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Sentado en su silla de ruedas, Fldel se convirtió en la metáfora del sistema. Su decrepitud y su resistencia al retiro eran, en efecto, el espejo dramático del régimen que durante 68 años ha gobernado México. Don Fidel dejó este mundo en junio, dos semanas antes del nacimiento de la democracia real en el país.Al margen de cuáles sean los resultados, las elecciones legislativas que México celebró ayer -"el paso final a la democracia", en palabras del presidente Ernesto Zedillo- serán, también, el ariete contra el absolutismo del partido que más tiempo ha permanecido en el poder. Más que el Partido Comunista de la antigua Unión Soviética, más que los comunistas chinos, más que Fidel Castro...El objetivo esencial de Plutarco Elías Calles cuando fundó el Partido Nacional Revolucionario en 1929 era poner orden entre las belicosas facciones conformadas durante la turbulenta Revolución mexicana (1910-1917), que se disputaban el poder a tiros, como bien recordaba Fidel. El PNR reunió a la "gran familia revolucionaria" bajo un mismo paraguas y sentó las bases para un reparto pacífico del poder.

La fórmula dio resultado, y para 1946 el partido cambió el nombre por el de Revolucionario Institucional. La contradicción que encierran ambos términos refleja muy bien la naturaleza paradójica del régimen. Cada seis años, un presidente designado en función del equilibrio de fuerzas dentro del partido (y ratificado en elecciones con un apoyo masivo) ejercía el poder absoluto. Era, como lo explica el historiador Enrique Krauze, "una presidencia imperial". El PRI nunca tuvo ideología definida, más allá de los principios generales. Asumía la del presidente de turno: fue socialista con Lázaro Cárdenas (1934-1940), populista con Luis Echeverría (1.970- 1976) o liberal con Carlos Salinas (1988-1994).

De cara al exterior, México aparentaba ser una democracia estable. Hacia dentro, el PRI controlaba y auspiciaba. sindicatos, medios de comunicación y hasta grupos de oposición. Compraba voluntades y repartía subsidios. Era la "dictadura perfecta", ha dicho el escritor Mario Vargas Llosa.

La represión del movimiento del 68 abrió la primera fractura del sistema. Las grietas se fueron ensanchando con las sucesivas crisis económicas, el descontento creciente de la población y el fortalecimiento de la oposición. El régimen empezó a flaquear y los ajustes de cuentas a balazos renacieron de nuevo en 1994, año en que fueron asesinados el candidato presidencial Luis Donaldo Colosio y el secretario general del partido, José Francisco Ruiz Massieu. A ello se han ido sumando la peor crisis económica de la historia reciente y los escándalos de corrupción de los últimos meses. El PRI está contra las cuerdas. Y, como dicen dentro del propio partido, ya no podrá sobrevivir en su forma actual.

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