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Bonn debe admitir "graves distorsiones" económicas para equilibrar sus cuentas

El Gobierno alemán se someterá a una nueva situación embarazosa cuando esta semana se vea obligado a admitir una "grave distorsión del equilibrio económico". Con este recurso, previsto para situaciones excepcionales o de crisis económica, el canciller Helmut Kohl podrá "sortear" la ley fundamental. En ella se prohíbe que las partidas de endeudamiento del Presupuesto superen el nivel de inversiones, lo que que ocurrrirá con el presupuesto complementario que el ministro de Hacienda, Theo Waigel, presenta el próximo viernes.

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Waigel ha confirmado que pedirá permiso al Bundestag (Parlamento federal) para ampliar la capacidad de endeudamiento en 1997 en casi 16.700 millones de marcos (1,40,billones de pesetas), cuando hasta ahora estaba previsto llegar a 53.300 (4,47 billones de pesetas).La suma de los créditos superará entonces en alrededor de 10.000 millones de marcos (840.000 millones de pesetas) el nivel de inversiones, hecho que prohíbe la Constitución.

Con los recursos extraordinarios, el Gobierno quiere acabar de tapar los "agujeros" que se han producido con un desequilibrio fiscal y, sobre todo, con un mayor gasto en la Oficina Federal de Empleo y en el subsidio de paro.

El Estado federal alemán recaudará en 1997 unos 9.000 millones de marcos (756.000 millones de pesetas) menos de lo previsto por impuestos, debido sobre todo al desajuste entre los ingresos y el crecimiento económico, según ha reconocido el Ministerio de Finanzas.

El coste del paro

El mayor crecimiento del paro, que este año alcanzará una cifra media de al menos 4,2 millones de personas, cuando el Gobierno había calculado 3,9 millones, disparará, por otro lado, el gasto en subsidios y ayudas en 20.000 millones de marcos (756.000 millones de pesetas).Como el Partido Liberal (FDP), el socio menor pero más exigente de la coalición gobernante, no ha consentido en recurrir a una pequeña subida de impuestos, el Gobierno de Bonn se ha visto obligado a todo tipo de argucias para ajustar sus cuentas. Una parte se cubrirá con privatizaciones de empresas públicas o con "aparcamientos" de acciones en un banco estatal, caso de los títulos de Deutsche Telekom, pero el resto tendrá que ser cubierto con la aprobación de nuevos créditos.

Walgel no necesitará en 1997, en todo caso, el total de los 17.300 millones extraordinarios que va a solicitar al Parlamento. Es probable que en este ejercicio se gasten dos terceras partes de esa cantidad.

Pero con vistas a 1998, cuando habrá elecciones y sería un poco bochornoso pedir un nuevo presupuesto complementario, Waigel quiere cubrirse las espaldas y por eso solicita más de lo que necesita de forma inmediata. Los créditos que no se utilicen en 1997 podrán ser añadidos al Presupuesto de 1998.

El ministro de Hacienda ha vuelto a insistir este fin de semana que con los nuevos recursos no se superará el 3% de déficit que fija el Tratado de Maastricht como umbral máximo para acceder al euro. Aunque a estas alturas parezca irrisorio, es posible incluso que tenga razón.

Y es que, Waigel prevé un superávit en algunas partidas importantes del Presupuesto, como las pensiones (porque han subido las contribuciones) y el Plegeversicherung o seguro especial para ancianos y disminuidos.

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