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VIOLENCIA DE FIN DE SEMANA

La noche ciega de Majadahonda

El latido de las noches de Majadahonda (39.700 habitantes) se acelera. La sangre que corrió tras el crimen de ernando Bertolá, de 21 años (un buen estudiante de tercero de derecho que aprobó todas las asignaturas en junio y cuyo mayor error fue el de rozar el hombro de su presunto homicida en una acera), ha desatado temor entre el bullicio juvenil y alarma en la Policía Municipal. "La tragedia se puede repetir en cualquier momento", afirman los jóvenes noctámbulos que una semana después del homicidio salen de nuevo a divertirse por los 200 bares de copas majariegos.La noche del pasado viernes estaba cargada de. una electricidad especial que delataban los rostros de los jóvenes. Ríen a carcajadas exageradas con una copa entre las manos, apuran los enormes vasos de plástico -minis- y se mofan hasta de la Liana. Son muchachos de entre 16 y 20 años. "Los de más edad se bajan a Madrid", comenta uno de ellos.

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Copas a cara o cruz

Algunos de estos, adolescentes se han introducido de manera prematura en el mundo de la cocaína, una droga que hasta no hace mucho se asociaba a la alta sociedad. "La cocaína en Majadahonda tiene un éxito increíble. Tambien hay muchos pastilleros [consumidores de pastillas de éxtasis, muy corriente en el mundillo de la música bacalao]", explicaba un joven.

"Los padres no saben: nada de todo esta movida. Sólo se preocupan de soltarles la paga a sus hijos y no sospechan nada de la doble vida qué llevan", añadió. Juan, de 21 años aclara: "El problema es que les dan a estos mocosos un montón de dinero y se ponen ciegos y hasta arriba de drogas"

El presunto homicida de Fernando Bertolá, Antonio de Lucas, de 19, años, que cumplía el servicio militar antes de ser encarcelado, declaró ante el juez que había tomado cocaína y un ácido (alucinógeno), además de alcohol, la noche del suceso.

Preocupación

Los chavales, revelan cuál es su principal preocupación, aparte de la droga, cuando salen de copas. "Ténemos miedo a los gambas y los cerdos [así llaman a los nazis del pueblo] que desfilan con sus Símbolos por Majadahonda", dice Anselmo, de 18 años. A los supuestos neonazis se les identifica por la indumentaria: "Llevan el cinturón con la hebilla del Bulldog, las cazadoras Bomber y las botas con punta metálica", añade el joven."El que mató a Fernando Bertolá es uno de ellos", sigue Anselmo. "Como él hay muchos que buscan bronca porque sí, sin motivo alguno para pelearse. Es su modo de divertirse. Todos conocemos quiénes son y dónde paran. Procuramos evitarles, pero siguen ahí sin que nadie les controle", cuenta una adolescente de minifalda y camiseta ajustada, El relato de otro joven majariego que llevaba una camiseta de un grupo de rock es estremecedor: "Los mas chungos son los de Bases Autonómas [grupo de ideología fascista]. Vienen de Madrid y cuando se juntan en Majadahonda se lían a hostias con el prime roque pillan. Vienen en furgonetas negras que llevan pintadas con dibujos xenófobos, como un cerdo pegándole patadas a un negro o símbolos fascistas".

"Le metieron una paliza al jefe de Las Lomas [otro grupo nazi de la zona] que le hincharon la cara. Decían que le daba mala imagen a los neonazis, porque siempre se llevaba algún puñetazo en sus broncas", añade.

Un grupo de jóvenes culpa de la violencia a gente de otros municipios. "Los que, buscan bronca no son de aquí", comentan. Uno de ellos reconoce que sus padres están preocupados. "Me han dicho que tenga cuidado. Después del navajazo están asustados. Mi padre me ha dicho que más vale un cobarde vivo que un valiente muerto", dijo el joven. "Como madre estoy asustada por mis hijos. No me imaginé que una cosa así podía pasar aquí en Majadahonda. Este pueblo ha cambiado mucho desde hace tan solo tres años", explicó ayer una, mujer que paseaba con su marido y unos amigos por la Gran Vía de la localidad.

Hora punta de peleas

A una hora determinada de la noche, alrededor de las 23.00, surgen empujones y peleas entre la multitud que se agolpa en los bares del centro comercial Tutti, el lugar más frecuentado por los jóvenes, donde se congregan más de una decena de, locales de copas. "Entre tanta: gente joven son normales las peleas", dice Andrés, un chico con la cabeza rapada de 19 años. "Lo que no es normal es que esas discusiones acaben con muertos", agrega.Para Javier, el panorarna nocturno de Majadahonda es desolador. "Esto es la jungla. Yo tengo 25 años y tengo miedo de los niñatos de 18. Después de la muerte, de ese chico el fin de semana pasado, ahora todos los que van de malos llevan navaja", dice. Prefirió marcharse de copas "a Villalba o a Madrid". Javier iba acompañado de sus amigos, un grupo con aspecto de niños bien.

Todos estaban indignados por la tensión que se vive en Majadahonda. "Lo del otro día podía y puede pasar en cualquier momento. La policía local ha vigilado el pueblo. Ha tenido que pasar una tragedia para que tomen medidas", añadió el joven.

"Yo era de las juventudes del PP", prosiguió, "pero me he salido. El alcalde [Ricardo Romero de Tejada, del PP] tiene al pueblo dejado de la mano de Dios. Y no hace nada. Sigue en su puesto porque tiene una labia acojonante", concluyó. Los guardias civiles aseguran que cuando entran en el Tutti, les arrojan vasos desde la segunda planta del centro comercial.

Majadahonda estaba tomada por la Guardia Civil y la policía local en la noche del viernes. Los agentes no perdían ojo a los jóvenes que caminaban de bar en bar. Todos eran sospechosos después del homicidio absurdo del fin de semana pasado. Ahora, cualquier precaución es poca.

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