La marcha protestante de hoy en Irlanda del Norte amenaza con poner en peligro el proceso de paz
Irlanda del Norte se juega hoy su futuro en la localidad protestante de Portadown, donde la hermandad orangista local insiste en celebrar su tradicional marcha que pasa por una calle católica. El ambiente era ayer extremadamente tenso al tiempo que se desvanecían, las esperanzas de alcanzar un acuerdo entre los orangistas y la Coalición de Residentes, de la calle Garvaghy. Paralelamente, efectivos de la policía del Ulster y soldados del Ejército británico bloquean desde ayer el acceso a la ciudad en la mayor operación de seguridad de los últimos 25 años.
La medida responde a la promesa de Mo Mowlan, ministra británica para Irlanda del Norte, de que no permitirá el caos, la violencia y el desorden que la misma marcha causó en toda la provincia el año pasado.El primer ministro británico, Tony Blair, pidió ayer que "la voz de la razón" se escuche en Portadown y los responsables eclesiásticos pidieron un compromiso entre ambas comunidades. El acuerdo es difícil dado que se disputan derechos enfrentados. El derecho a marchar por las calles del Ulster, católicas o protestantes, unido a la defensa de su tradición y cultura, según los orangistas. Y el concepto de consentimiento -consentir previamente que las marchas pasen por sus barrios- por parte de los católicos que ven los desfiles como signos del triunfo y hegemonía del unionismo.
La jornada de hoy marcará el éxito o fracaso de la política del Gobierno en Irlanda del Norte.
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