Risas, negocios y vertidos
Cañellas, que afronta el gran juicio en total soledad política y sin fieles en la sala, sonrió al final de la sesión de ayer, en la que recibió una amonestación judicial por llegar tarde. "Es una falta de respeto", comentó el presidente del tribunal, Ángel Reigosa, que ha querido que la vista se desarrolle con total transparencia informativa.El ex presidente estuvo casi todo el día. cabizbajo e incómodo en el banquillo de madera. Intentó cuchichear y congraciarse con su ex colega Berastain antes de que éste empezara a testificar. Pero el ex gerente -que se tituló "jefe de oficina [del PP] en aspectos técnicos"- es ahora uno de los funcionarios con más sueldo de la estructura autonómica y quiere soltar lastre.
Berastain advirtió, locuaz y acelerado, al fiscal: "Mi único negocio es trabajar [antes] en el partido y ahora en la Administración", y aseguró que no "está por hacer ingresos de 40.000 pesetas" a la fundación de Cañellas. No quiere tampoco asumir el pago o cobro de ningún talón que no figure con su firma.
"En un túnel, un contratista puede entrar en alpargatas y salir en Mercedes, y viceversa", ejemplificó el ex consejero Jerónimo Saiz, máxima autoridad sobre la obra del empresario Antonio Cuart. Cuart respiraba displicentemente, girándose continuamente en la silla acolchada, parapetado en el estrado de letrados junto a su defensor, Joan Buades.
Saiz rechazó un gran almohadón de sofá para acomodar en el banquillo sus vértebras dolidas. Saiz y Cañellas aludieron reiteradamente "al punto donde están vertidos los materiales del túnel en la boca sur. ( ... ) Nadie sabe dónde están", como prueba de su nulo impacto ambiental. Izquierda Unida cree que se sitúan en el entorno de Raixa, propiedad desde la Edad Media de la familia Zaforteza. "Lo único negro u oscuro del túnel es el agujero", dijo un día Cañellas.
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