_
_
_
_

Tres razones para seguir siendo hongkones

La burguesía local ha sabido conjugar el pragmatismo chino y el humor británico

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

El humorista más popular de Hong Kong en estos momentos, Nury Vittachi, considera que hay tres buenas razones para seguir siendo hongkonés: "por la capacidad para hacer dinero desde la cuna, por la posibilidad de discutir sobre el precio de una casa durante una boda, una misa o un entierro sin que nadie se sorprenda y por la libertad de culpar a China o al Reino Unido cuando algo no funciona".Esto resume, quizá, la cultura de Hong Kong: una mezcla del pragmatismo chino y del humor británico.

La burguesía de Hong Kong es una población muy aislada en el mundo chino de la aún colonia británica. Directa en su tono, descubre siempre muy rápidamente los medios más eficaces para conseguir sus fines. Esa burguesía, ciertamente, ha perdido la reserva, por no decir a desconfianza, que tuvieron sus ancestros hacia los extranjeros.

Más información
El Parlamento de la colonia se despide aprobando leyes democratizadoras de dudoso futuro

Esta "élite de los negocios" vive entre dos aviones, como ciudadana de todas las capitanes del mundo entero, y está al día de las modas que agitan Londres, París o Milán. Y si la burguesía de Hong Kong sabe ganar dinero, también le encanta derrocharlo en coches de lujo, marcas prestigiosas y otros pequeños caprichos de la modernidad.

¿De dónde le viene a esa élite tal apertura al mundo? ¿De sus colonizadores británicos? No es seguro. Sí es cierto que los chinos de Hong Kong guardan de estos156 años de cohabitación con sus colonizadores británicos una cosa: la pasión por las carreras de caballos. Si se les habla de los purasangre favoritos para la próxima carrera, se les ilumina el rostro.

Pero la burguesía china ha sido el único segmento de la población que ha resultado permeable a la influencia británica. Envía sus híjos a las escuelas británicas y después a las universidades anglosajonas de Inglaterra, Estados Unidos y Canadá. Es miembro de numerosos clubes, de los mismos que hace sólo diez años era excluida. La burguesía va a todos los bailes de beneficencia. Y se enloquece con los pic-nic dominicales.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

"Es un fenómeno extremadamente reciente, y muy ligado al retorno de Hong Kong a China", explica Benedict Tai, abogado de Hong Kong, "porque antes los chinos eran excluidos de todo lo que encarnaba la civilización británica. Pero esta situación de apertura afecta sólo a la burguesía, porque la indentifica con el símbolo de un triunfo del que hay que hacer ostentación", añade Annie Auyeng, llegada hace 20 años a la colonia tras huir de la tiranía de los guardias rojos. "La gran mayoría de los chinos han permanecido cerrados al estilo y al prestigio británico", concluye.

Sin embargo, esta modernidad y esta apertura al mundo de la burguesía local no ha impedido a la población china de la colonia permanecer como un bastión de las tradiciones culturales chinas.Mientras en China se perdían los valores y tradiciones chinos con la revolución cultural, en Hong Kong eran firmemente mantenidos. Y por todos.Los templos taoístas son muy frecuentados por jóvenes y menos jóvenes. Los festejos populares, como el Festival de la Luna, el Ching Ming o las regatas de barcos dragón son multitudinarios. Los antiguos caracteres de la escritura china han sido preservados, mientras que en la China Popular eran simplificados. Y las familias han conservado el orden jerárquico y el respeto a los ancianos.

Y sobre todo, los chinos de Hong Kong, cualquiera que sean, no cerrarán jamás un negocio sin haber consultado antes a su astrólogo sobre su buena estrella.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_