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ASTROFÍSICA

Un telescopio especial mostrará el cosmos de otra manera

En uno de los laboratorios de Caltech (Instituto de Tecnología de California, en Pasadena) reina el optimismo. Los científicos e ingenieros, rodeados de marañas de cables, láseres y computadoras, preparan para principios del próximo siglo una de las más avanzadas instalaciones científicas del mundo: el detector de ondas gravitacionales LIGO. El optimismo viene de Handford (Washington), donde se ha terminado de construir uno de los dos brazos, de cuatro kilómetros de longitud cada uno, que alojarán el detector. Por cada brazo, en forma de ele, pasarán haces de láser que, combinados con fotodetectores, sistemas de alineación extremadamente precisos e infinidad de dispositivos electrónicos, deben ser capaces de alertar a los físicos cuando pase una onda gravitacional procedente de algún cataclismo cósmico."Con estos equipos estamos haciendo los ensayos de desarrollo de LIGO", dice Gary Sanders, jefe científico del proyecto, mientras apunta con una linterna los costosos cristales del láser de la instalación alojada en un largo pasillo del laboratorio. "También nos servirán como detector, pero para señales más fuertes que LIGO", continúa. La instalación de Handford va un poco más adelantada que otra gemela, en Livingston (Luisiana), a 3.000 kilómetros de distancia. "Sin dos instalaciones nadie creería nuestros resultados", continúa Sanders. Tan imperceptible es la señal que deben captar que la enmascararía un microterremoto, el ruido acústico, "o una tormenta en Colorado", dice. Están en proyecto observatorios similares en Italia, Alemania, Japón y Australia.

Predichas por Einstein

Las ondas gravitacionales fueron predichas por Einstein en 1916 en su Teoría General de la Relatividad, y en 1993 Joseph Taylor y Russel Hulse recibieron el premio Nobel por haber medido su efecto en un púlsar binario, pero no se han logrado aún detectar directamente. La colisión de dos agujeros negros, o el nacimiento de una estrella de neutrones en una explosión de supernova producen arrugas en el espacio-tiempo, ondas gravitacionales emitidas por masas aceleradas de modo parecido a como las cargas aceleradas producen ondas electromagnéticas. Esas arrugas espacio-temporales viajan por el universo y pueden ser detectadas en la Tierra. Por esto dicen los físicos que cuando puedan ver el cosmos con LIGO, se abrirá una visión completamente nueva, igual que los telescopios infrarrojos, ultravioleta o de rayos X hicieron respecto a los observatorios ópticos.La dificultad de LIGO estriba en la altísima precisión necesaria. "Tenemos que medir desplazamientos del tamaño del núcleo de un átomo de hidrógeno", explica Sanders.

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