Dos ministras francesas, critican la actuación de jueces y policías en la redada antipornografía infantil
El suicidio de cuatro personas sospechosas de estar implicadas en casos de pederastia investigados por la policía francesa ha creado una gran conmoción. La ministra de Justicia, Elisabeth Guigou, se ha preguntado "si eran necesarias estas detenciones espectaculares y publicitadas". La portavoz del Gobierno y ministra de Cultura, Catherine Trautmann, considera que "no hay que hacer un espectáculo de lo que es un drama" y ha parecido coincidir con el abogado de uno de los suicidas, que ha solicitado "una encuesta para saber cómo se han filtrado las informaciones". El profesor de Burdeos que se lanzó al vacío el pasado sábado desde el más alto de los puentes que cruzan el Garona había visto su nombre mezclado al de las pesquisas antipederastas cuando a él se le interrogaba en el marco de otro sumario.Para Guigou la prioridad es "la protección de los menores", pero no cree que ésta se garantice mejor por las que Henri Leclerc, presidente de la Liga de los Derechos Humanos, califica de "escandalosas redadas" que "destruyen y deshonran a las personas.El escándalo de la red de pornografía infantil, que ha supuesto la inculpación de 323 personas y la detención provisional de 24 de ellas, también ha significado un buen pretexto para alimentar la homofobia latente entre sectores de la sociedad. En París, donde se celebra esta semana la Europride 97, encuentro europeo de homosexuales alrededor de una multitud de actos, han aparecido pasquines con la siguiente frase: "Los homosexuales de hoy son los pederastas de rnañana", atribuída al violador y asesino de menores Marc Dutroux, cuyo caso tanto ha conmocionado a la opinión pública belga. Otro pasquín denuncia a la SNCF (la Renfe francesa) por conceder reducciones de precio a todas las parejas viajeras, sin distinción de sexo: "Una empresa pública fomenta la homosexualidad" rezaba el mensaje.
El fiscal que dirige las pesquisas sobre la red pornográfica ha defendido su actuación pidiéndole a Henri Leclerc que "se preocupe también de los derechos de los niños martirizados" que aparecen en esos vídeos, más que de los derechos de quienes poseen dichas cintas.
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