La Documenta de Kassel espera recibir medio millón de visitantes
El certamen, abierto ayer, tuvo su primera 'performance' con Catherine David
La X Documenta abrió ayer sus puertas al público con la presencia del presidente federal alemán, Roman Herzog, en plena polémica de la crítica en tomo al trabajo realizado por la directora, la, francesa Catherine David. La gigantesca manifestación artística permanecerá abierta cien días y espera atraer medio millón de peregrinos, que, a 25 marcos la entrada (2.100 pesetas), bastarían para cubrir más de la mitad de los 20,5 millones de marcos (1.750 millones de pesetas) que cuesta la actual edición de la Documenta, la última del milenio.
La presencia española es casi nula.Entre los 120 artistas que exponen 700 trabajos sólo aparece una obra basada en el empleo de Internet de Antoni Muntadas, catalán afincado en Nueva York, y tres fotografías del colectivo barcelonés La Ciutat de la Gent. La conferencia de prensa celebrada el jueves a mediodía durante hora y media en Kassel podría considerarse sin lugar a dudas como la primera performance, happening o instalación, fuera de programa, eso sí, de la actual Documenta. Al mismo tiempo, sirvió de pistoletazo de salida para la polémica entre los críticos. El título de esta primera instalación podría ser La esfinge se desmelena, a cargo de Catherine David, francesa de 43 años, directora de la X Documenta.
Durante los meses pasados David se ganó el mote de la Esfinge, por su secretismo sobre el programa de la Documenta y su aversión a la prensa. Incluso se hacían chistes sobre el logotipo de esta edición de fin de milenio de la Documenta, la X en números romanos. La equis se interpretaba como símbolo de la más absoluta incógnita sobre el contenido del evento.
Por fin el jueves la esfinge se soltó el pelo y se mostró como un monstruo autoritario, que habla una jeringonza esotérica, como corresponde a esos seres mitológicos. A ritmo de ametralladora, la directora de la Documenta soltó durante una hora parrafadas como: "Se manifiesta en su actitud crítica, en una radical puesta en cuestión de la categoría bellas artes y los fundamentos antropológicos de la civilización occidental, así como una puesta en cuestión de las jerarquías y de las tradicionales separaciones entre las ramas del saber". Así hablaba, no Zaratustra, sino Catherine David.
"Su pregunta indica que usted no entiende nada", "no quiero seguir esta discusión, que me parece ridícula", "no estamos en la ONU, sino en la Documenta y hemos intentado representar diferentes categorías", "hemos elegido otro camino y, si no les gusta, no me importa" fueron sólo una pequeña selección de las respuestas ofrecidas pos la directora en la conferencia de prensa del jueves, que alcanzó, su punto culminante cuando le preguntaron por la exclusión de Karlheinz Schmid, un periodista especializado en arte, a quien la Documenta trató de excluir y retirar la acreditación.En este momento, el desmelenamiento legó al clímax y David no dejó títere con cabeza. La portavoz de prensa de la Documenta, Maribel Königer, negó que se hubiese negado la acreditación a nadie: "No excluimos a nadie, únicamente lo declaramos indeseable aqui". Con ese pie, que le servía su jefa de prensa, David se lanzó: "Está muy claro. El llamado periodista se comportó de un modo inadmisible. Estoy afectada por el comportamiento indigno de los intelectuales en este país. Hay asociaciones profesionales de arquitectos y otras profesiones, pero no de periodistas que limpien la profesión de esas gentes. El corporati vismo y liberalismo no me interesan nada. Nos hemos defendido con métodos democráticos de un comportamiento indigno".
. La agencia alemana de prensa DPA da una versión sobre los entresijos del conflicto y menciona un contencioso por un quítame ;allá esos 30.000 marcos:(2,5 millones de pesetas) de anticipo de un libro, que iba a editar Schmid y que David no entregó. No obstante algunos abucheos para alguna de sus respuestas, la esfinge tuvo también partidarios de su performance. Una periodista agarró el micrófono y soltó: "¿Cómo se pueden plantear aquí preguntas tan estúpidas?".
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.