El líder ruso se erige en protagonista de la cumbre
El presidente ruso, Borís Yeltsin, robó ayer la escena en Denver, despejando cualquier duda sobre su protagonismo en una instancia ya conocida como Grupo de los Ocho. Después de su entrevista con Bill Clinton, el presidente norteamericano anunció que Rusia ha sido admitida en el Club de París. Y en un desayuno con Ryutaro Hashimoto, el primer ministro japonés recibió la noticia de que los misiles rusos dejarán de apuntar contra su país. Horas después, los japoneses declararon que las palabras de Yeltsin habían sido "poco claras", aunque reconocieron la buena intención del presidente ruso.
Bill Clinton interpretó así la entrada de Rusia en el Club de París, la plataforma que agrupa a las naciones acreedoras del mundo: "Lo que estamos contemplando es una abrumadora integración de Rusia en las principales instancias internacionales de toma de decisiones, lo cual es muy positivo para el resto del mundo". En cuanto a Japón, la nueva etapa entre los dos países contará con la celebración de cumbres periódicas. El Gobierno japonés se muestra dispuesto a dedicar importantes inversiones en el desarrollo de la economía de Rusia.En su desayuno con Ryutaro Hashimoto, el hombre que se resiste a la ampliación del Grupo hasta que no se resuelva el conflicto de las islas Kuriles, Yeltsin jugó a fondo la carta de la necesidad de mejorar las relaciones entre Japón y Rusia y sugirió como símbolo el establecimiento de un teléfono rojo entre Tokio y Moscú.
El problema de las Kuriles, capturadas en los últimos días de la II Guerra Mundial y que Japón llama "los Territorios del Norte", ha impedido. que Japón y Rusia firmen el tratado que de manera formal cierra su enfrentamiento bélico. Rusia se ha negado hasta ahora a devolverlas, pero en los últimos meses ha dejado entender que su posición podía cambiar si Japón invierte en el desarrollo de los recursos naturales rusos de la zona del océano Pacífico.
Satisfecho con Alemania
Antes de salir hacia Denver, Borís Yeltsin manifestó ante un grupo de periodistas que estaba satisfecho por el nivel de inversiones de Alemania, pero que no podía decir lo mismo de Japón: ¿Por qué la segunda economía del mundo invierte tan poco en Rusia?", se preguntó.Con el presidente Clinton, el temario de esta tercera reunión bilateral de 1997 tiene un doble contenido. En buena parte se plantea como la prolongación de su reciente encuentro de finales de mayo en París, con asuntos relacionados con el control de armas, la seguridad europea y la ampliación de la Alianza Atlántica. El Parlamento ruso tiene pendiente la ratificación del acuerdo del tratado START 2 de reducción de armas nucleares, y Clinton pedirá a Yeltsin que utilice su renovada fuerza política para presionar a los parlamentarios.
Pero el interés mayor de Yeltsin es utilizar la plataforma del Grupo de los Ocho para abogar, por razones de coherencia, por la entrada de Rusia en otros grandes escenarios de la economía internacional. Una vez conseguida la luz verde para entrar en el Club de París, en el que Rusia estará en mejor posición para reclamar cantidades que se adeudan a la antigua URSS, los objetivos ahora son la Organización Mundial de Comercio (OMC) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo en Europa (OCDE).
Para consolidar su posición y sus reivindaciones, Yeltsin se ha hecho acompañar a Denver por el reformista Anatoli Chubáis, un hombre tan impopular entre los rusos como prestigiado en los foros económicos extranjeros.
EE UU tiene una actitud inicialmente positiva sobre las ambiciones rusas, pero queda mucho camino por hacer. En Denver, Charlene Barshefsky, la responsable de Comercio de Estados Unidos, señaló a los periodistas que hay retrasos en la definición de la apertura de mercados por parte de Rusia y que eso impide que se avance con más rapidez en los proyectos de integración.
El gran padrino
Bill Clinton está actuando como gran padrino de Borís Yeltsin. Frente a las resistencias japonesas, el presidente norteamericano no dejó ninguna duda del nivel de participación de Yeltsin en Denver: "Rusia vendrá al principio y se irá al final y participará en todas las discusiones importantes", señaló Clinton a la revista Businnes Week. Para predicar con el ejemplo, el anfitrión Clinton tenía previsto dejar al invitado Yeltsin que dirigiera las conversaciones sobre política internacional durante la cena de anoche. Parte de esas discusiones iban a estar centradas en la situación y el futuro de Bosnia.Además de sus encuentros bilaterales, Yeltsin cuenta con un amplio bagaje de iniciativas destinadas a realzar su voluntad de liderazgo internacional, como la celebración de cumbres mundiales sobre energía y medio ambiente. Para tener también cubierto el frente de consumo político interno, Borís Yeltsin ha planteado al Gobierno norteamericano su deseo de que se eliminen ciertas restricciones comerciales que datan de 1974 y que se anulen las normas que regulan la emigración de rusos a EE UU.
Para probar que el Grupo de los Siete está muriendo y que Rusia ocupará a partir de ahora la octava silla, los distintivos y la bandera rusa están presentes en todas las señales visibles de la cumbre, junto a las de los otros siete países. Borís Yeltsin, con 20 kilos menos y una arrolladora presencia política y personal, va a participar en todas las sesiones de trabajo del club de los países más poderosos del mundo, excepto en la reunión de una hora de hoy sobre economía internacional.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.