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Un inmigrante mexicano, ejecutado en Tejas por inyección letal

La indignación y la frustración se apoderaron ayer de México cuando se hizo oficial la noticia de la ejecución en una prisión de Tejas (Estados Unidos) de Irineo Tristán Montoya. El reo fue ejecutado mediante una inyección letal. Minutos antes se había despedido de sus familiares, que le acompañaron durante los últimos días.Autoridades e intelectuales mexicanos emprendieron en las últimos horas una verdadera carrera contrarreloj para lograr el aplazamiento de la ejecución de Tristán, que se llevó a cabo a las siete de la tarde del miércoles hora local (una de la madrugada de hoy en España). El reo, nacido hace 29 años en el norteño Estado de Tamaulipas, fue condenado por un asesinato que, aseguraba, no cometió.

Los esfuerzos diplomáticos se multiplicaron después de que la Junta de Perdones de Tejas decidiera el martes no suspender la ejecución. A pesar de las peticiones del Gobierno mexicano, el gobernador tejano, George Bush (hijo del ex presidente norteamericano), decidió no demorar la aplicación de la sentencia a menos que hubiera una decisión judicial al respecto y ésta no se produjo. Los abogados de Tristán interpusieron los últimos recursos legales ante el Tribunal Supremo estadounidense, pero las posibilidades de un fallo favorable al aplazamiento de la pena eran mínimas.

Las autoridades mexicanas solicitaron al presidente Bill Clinton su "intervención urgente", pero la intervención presidencial no se produjo.

No hablaba inglés

Tristán fue condenado a muerte hace 12 años por el asesinato de un camionero estadounidense, en 1985 cerca de Brownsville. Sin embargo el proceso estuvo plagado de irregularidades. Tristán, que no hablaba inglés, declaró que firmó una confesión redactada en ese idioma porque le garantizaron que eso agilizaría su deportación a México. El recluso, que se encontraba muy sereno, reiteró que su inocencia e insistió en que el autor de la muerte de John Kieffer fue su amigo Fernando Villavicencio, que le apuñaló. después de que el norteamericano le hiciera propuestas sexuales."Tengo hambre de vivir, de salir libre, tengo fe, pero también reconozco que existen injusticias, y mi caso es una de esas injusticias", dijo Tristán horas antes de morir. El premio Nobel de Literatura Octavio Paz se unió a las movilizaciones. En una carta enviada al gobernador de Tejas, Paz declaró que "a la clemencia, no a la ley". "Una vida no se paga con otra vida".

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