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Sí al capítulo social, siempre que salga gratis

El Gobierno alemán dio, en parte, marcha atrás en su posición de que la política de empleo es asunto de cada uno de los países miembros de la UE y ahora admite que en el nuevo tratado se incluya un capítulo sobre el combate al paro. No obstante, Bonn deja bien claro que se trata sólo de lograr una mejor coordinación en la lucha contra el desempleo, pero esto tendrá que salir gratis, sin que a Alemania le suponga aportar fondos para cualquier programa de fomento del empleo.El triunfo de los socialistas en las elecciones legislativas francesas obligó al Gobierno alemán a modificar, al menos en apariencia, su actitud respecto al problema del paro en Europa. Bonn sostenía que la lucha contra el paro es asunto de cada país. La derrota de la derecha en Francia ha obligado a Bonn a rectificar, pero sin que esto se traduzca en admitir la necesidad de programas europeos contra el paro.

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Otra oportunidad para el empleo

La oposición socialdemócrata (SPD) exigió del Gobierno en el Parlamento Federal (Bundestag) un capítulo sobre el empleo cono "algo sustancial", sin que esto signifique aprobar nuevos medios financieros, sino distribuir mejor los recursos. El SPD criticó que Alemania admita sin rechistar las subvenciones a la agricultura y no se dediquen más fondos a nuevas tecnologías generadoras de empleo. Si no se aprueba algo concreto, el SPD amenaza con votar en contra del Tratado en el Bundestag.

El paro en Alemania amenaza desde hace tiempo con socavar las posibilidades de que el país supere la prueba de selectividad de Maastricht. La caída de ingresos fiscales por los impuestos que dejan de pagar los parados, más el creciente coste del seguro de desempleo, supusieron el año pasado casi 13,5 billones de pesetas. Cada 100.000 parados le cuestan a la hacienda pública alemana 336.000 millones de pesetas.

Vías vedadas

Estas cifras ponen de manifiesto que si el paro bajase medio millón, el sufrido ministro de Hacienda, el socialcristiano Theo Waigel (CSU), conseguiría cerrar el déficit presupuestario de este año y tal vez cumplir con el requisito de Maastricht de no rebasar el 3% del producto interior bruto (PIB) de déficit.Las otras vías para superar esta barrera del 3% le parecen vedadas al actual Gobierno de Bonn. Los liberales (FDP) se niegan a aprobar subidas de impuestos. Tampoco resultan posibles nuevos recortes sociales, porque la oposición de socialdemócratas (SPD) y Los Verdes, que cuenta con mayoría en la segunda cámara legislativa, el Consejo Federal (Bundesrat), los rechaza.

Los ministros de Hacienda de los Estados federados constataron el viernes, en una reunión, que no ven la menor oportunidad de que Alemania cumpla los criterios de convergencia.

En esto coinciden con las apreciaciones de la OCDE, los dictámenes de los institutos de investigación económica y la opinión de los sabios encargados de analizar la economía alemana. Sólo el canciller democristiano Helmut Kohl (CDU) y su ministro de Hacienda, Waigel, parecen empeñados en que Alemania conseguirá al fin aprobar la prueba de Maastricht.

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