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BARCELONA

El mejor Rincón

César Rincón estuvo hecho lo que se dice un pedazo de torero. Pasemos de puntillas por su primero, un toro mansurrón e inválido que aparentaba descoordinación de sus funciones locomotoras. En el cuarto se tenía, que ser muy torero para jugarse la vida con torería e inteligencia ante una res difícil, mansurrona y violenta, que medía al torero. Pero ahí estuvo el Rincón de sus mejores y más heroicos días.Citó de lejos, aguantó, mandó y ligó. En resumen, el toreo. Casi toda la faena tuvo que ser por el pitón derecho, pero el colombiano se puso también por el izquierdo, y consiguió algún muletazo. De verdad heroico y no habitual. Estocada. ¿Una oreja sólo? Da lo mismo, la faena ahí queda. Tuvo que dar dos vueltas al ruedo.

Núñez / Rincón, Ponce, Pedrito

Toros: 1º y 5º de Joaquín Núñez, deslucidos; 2º y 3º de Juan Pedro Domecq, excelentes; 4º y 6º de Atanasio Fernández, mansurrones y violentos.César Rincón: silencio y oreja. Enrique Ponce: oreja y ovación. Pedrito de Portugal: vuelta; aviso y aplausos. Plaza Monumental, 15 de junio. Más de media entrada

Enrique Ponce estuvo pulcro, elegante y estético con su primero, y redondeó una bonita faena. No obstante, hay que decir que el toro de Domecq era extraordinario, galopó con alegría y se empleó bravamente en los engaños. Por ello extrañó que una figura como Ponce no se rompiese más con ese espléndido ejemplar.

En el quinto, después de lo de Rincón, lo tenía difícil. El de Núñez se empleó en una fuerte vara y se quedó muy apagado. Pero lo intentó; estuvo aseado y probó todo lo posible. Sin embargo, lo posible era poco: muestras de su buen gusto y brevedad con la espada.

Pedrito de Portugal, que sólo había toreado en Barcelona una novillada hace cuatro años, tuvo una presentación discreta como matador. Su primero también fue una máquina de embestir, pero había que someterlo y bajarle la mano, cosa que no hizo Pedrito, que se limitó a intentar un torero preciosista. Sin embargo, su lancear y su inicio de faena, pasándose el toro por la espalda, en los medios, fueron muy vistosos. Al sexto, realmente deslucido, le hizo un buen quite por chicuelinas, y los inicios del muleteo, por bajo, tuvieron enjundia. Después, poca cosa.

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