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Tribuna:CIRCUITO CIENTíFICO
Tribuna
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Más cerca de las aves

En el número del 27 de mayo de la revista británica Nature, dos paleontólogos argentinos, Fernando Novás y Pablo Puerta, daban a conocer el hallazgo de restos de una nueva especie de dinosaurio, el Unenlagia comahuensis. Los fósiles de este animal presentan algunas características anatómicas especialmente relevantes, porque podrían señalar una etapa avanzada en la serie de transformaciones que condujeron a la aparición de las aves.Los restos de Unenlagia -nombre que en lengua mapuche significa "medio ave"- fueron localizados en sedimentos del cretácico superior (de hace unos 90 millones de años) de Patagonia. Esta especie ha sido incluida por sus descubridores en el grupo de los terópodos, un conjunto de ágiles dinosaurios carnívoros que corrían sobre dos patas.

Los últimos años han visto un notable incremento de los hallazgos de restos fósiles, tanto de los denominados dinosaurios avianos como de aves muy primitivas. Estos nuevos fósiles han enriquecido nuestra visión de los primeros pasos de la evolución de las aves y han alentado un intenso debate acerca de un conjunto de cuestiones abiertas desde el siglo pasado. Este debate está conduciendo a un consenso creciente en considerar a los terópodos el grupo del cual se destacaron unos dinosaurios que, en el periodo jurásico, tuvieron como descendientes a las primeras aves.

Si Unenlagia ha atraído la atención de muchos expertos es por presentar algunos caracteres en su anatomía que los aproximan extraordinariamente a las aves, lo que, no obstante, no ha de ser interpretado como que Unenlagia comahuensis haya sido un antecesor directo de las aves, pues los representantes más antiguos de éstas -Archaeopteryx- son anteriores a la edad de los sedimentos donde se ha hallado Unenlagia en unos 60 millones de años. Lo que muestra este animal es que algunas de las características que se creían propias de las aves se observan en el ilion (hueso que forma parte de la cintura pelviana), en los pies y, de particular interés para el vuelo, en el hombro. En todos los dinosaurios conocidos hasta ahora, la cavidad donde se articula el húmero (hueso del brazo) está orientada ventralmente. En las aves, por el contrario, como requisito imprescindible para volar, la articulación del hombro es más lateral. De este modo, el brazo o ala tiene mayor libertad de rotación y se aumenta la elevación del húmero. Esta característica ya parece estar presente en 4rehaeopteryx.

Esta estructura del hombro es una condición de la capacidad de vuelo de las aves, pero no es una condición suficiente: Unenlagia comahuensis, de hecho, no volaba. Se podrían aducir varias razones, y una inmediata es que la relación entre su peso y la longitud de sus brazos no lo permitirían. Incluso se discute si Archaeopteryx era capaz de desarrollar un vuelo activo o si meramente planeaba cuando se lanzaba desde algún árbol.

Es evidente pues que la estructura del hombro que facultaba a Unenlagia para realizar amplios movimientos con los brazos tenía una utilidad distinta de la del vuelo. La evolución es, en buena medida, echar mano de estructuras previamente existentes y, con algunas modificaciones, aplicarlas a otras funciones.

Ha- dos hipótesis básicas para explicar el comienzo del vuelo. Una consiste en que los inicios se darían en animales más o menos arborícolas que utilizarían las alas para saltar desde los árboles (como lo hacen las ardillas voladoras). Sucesivas transformaciones anatómicas llevarían a alcanzar la capacidad de ejecutar el vuelo activo. Esta explicación su ha llamado "de arriba abajo". La otra es la "de abajo arriba". Defiende que animales corredores usarían sus patas delanteras de tal modo -quizá capturando insectos- que se desarrollarían unas estructuras anatómicas básicas que, en una etapa posterior, podrían ser empleadas para el. vuelo. La reconstrucción de la orientación del hombro de Unenlagia que hacen Novás y Puerta no es completamente convincente, pero si se confirmara sería un apoyo, como ellos señalan, de la explicación "de abajo arriba".

Antonio Sánchez Marco es paleontólogo del Museo Nacinoal de Ciencias Naturales (CSIC).

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