50º aniversario de la organización de intercambios AFS-Intercultura
Recién finalizada la II Guerra Mundial, surgió en Estados Unidos una iniciativa para mejorar la comprensión y el respeto entre las culturas a través del intercambio de estudiantes. La organización heredó las siglas del American Field Service (AFS), un grupo de voluntarios civiles que desarrolló actividades humanitarias en las dos guerras mundiales, e inició una campaña de recaudación de fondos que en 1947 consiguió por vez primera enviar a Estados Unidos a 51 estudiantes de 10 países europeos. AFS-Intercultura celebra este ano su 50º aniversario con una red alrededor del mundo que engloba a 100.000 voluntarios y logra movilizar cada año a 9.500 participantes. "El idioma es lo de menos", dice Gorka Urrutia, secretario de la Federación Intercultura España. "Lo importante es aprender a vivir y a respetar las diferencias".En España, la conmemoración del medio siglo de existencia y el asentamiento en todo el mundo de un modelo de organización de voluntarios y sin ánimo lucrativo está ensombrecida por un grave descenso en la demanda. AFS-Intercultura llegó a enviar a principios de la década de los noventa a 200 estudiantes al extranjero. Este año, en cambio, sólo serán 50 los jóvenes que participen en el programa que lleva a los alumnos a convivir con una familia extranjera durante un curso completo. Un curso en el extranjero con esta organización tiene un coste cercano a las 700.000 pesetas.
Selectividad y plazas
Gorka Urrutia, de 23 años, ex participante en un intercambio en California y secretario de AFS-Intercultura, cree que la presión de la selectividad y la limitación de plazas en la Universidad retrae el interés por salir del país durante un año. "La gente tiene miedo a perder un curso, y prefiere esperar a estar dentro de la Universidad para optar a cursos en el extranjero", resume.
Los voluntarios de AFS-Intercultura, muchos de ellos estudiantes que disfrutaron de programas de intercambio, detectan además un cambio de valores en las nuevas generaciones que inciden en el bajón de candidatos. "Se trata de entender la cultura propia y la extraña, madurar y aprender a adaptarse a situaciones nuevas", señala Urrutia. No somos una empresa que se dedica a organizar viajes; nuestra filosofía trata de inculcar en los participantes los valores de la solidaridad y el respeto".
Salvador Muñoz sólo tenía 16 años cuando fue elegido para disfrutar en Arizona de una de las becas que AFS concedió en el año 1978. "Fue fascinante. Más que un viaje fue una aventura que cambió mi vida y mi forma de entender el mundo", dice Muñoz, funcionario de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
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