Inem autonómico
EL GOBIERNO ha optado por un modelo descentralizado de funcionamiento del Instituto Nacional de Empleo (Inem), seguramente impulsado por una política intensa de transferencias a las comunidades autónomas y por el deseo de compartir una gestión que en muchos casos ha resultado conflictiva. El nuevo modelo implica trasladar las competencias sobre políticas activas a las autonomías, tales como la formación profesional y la gestión de las nuevas contrataciones, mientras que el Gobierno se queda básicamente con la aprobación de las ayudas y el pago de las mismas.En términos generales, la aproximación del Inem a la gestión autonómica -después de Cataluña, cuyo acuerdo se firmó ayer, se transferirá a Galicia y al País Vasco- debe ser interpretada de forma favorable, en cuanto que las comunidades autónomas son instituciones a las que se puede atribuir una proximidad mayor a las inquietudes de los ciudadanos. Si la justificación de la reforma del Inem es aproximar la gestión del desempleo a los ciudadanos, cabe decir que el proceso de descentralización debería continuar hasta los municipios, a quienes se les debe conferir participación en el proceso. Porque son los ayuntamientos los que manejan en realidad los resortes más eficaces para la distribución del empleo. Sin embargo, no está claro que esta profundización hacia las ciudades vaya a producirse.
El funcionamiento actual del Inem no puede ser calificado más, que de mediocre. Paga puntualmente las prestaciones por desempleo y la gestión administrativa de los derechos de cobro opera correctamente; pero la promoción del empleo y las políticas de formación eran, y son probablemente, graves deficiencias del instituto. Es más que probable que en manos de las comunidades autónomas estas dos últimas funciones mejoran notablemente. Desde el punto de vista de la eficacia, el nuevo modelo descentralizado significará probablemente una mejora en la atención a los desempleados.
La descentralización del Inem no debe implicar la renuncia en la práctica a principios de movilidad geográfica interregional, que es una de las claves para reducir la tasa de paro. Es poco probable que con la promoción del empleo en manos de las autonomías se vaya a producir una gestión eficaz de las colocaciones que puedan interesar a un parado que estén localizadas fuera de cada comunidad. Con la agravante, además, de que el Inem ya fracasó en instrumentar eficazmente la movilidad geográfica, incluso cuando tenía en sus manos toda la capacidad de coordinación de las colocaciones.
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