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Entrevista:Miguel Ángel Cortés | Secretario de Estado para la Cultura

"Hubo interés en reformar más de lo necesario el Real"

El secretarlo de Estado de Cultura, Miguel Angel Cortés, de 38 años, es el centro de numerosas polémicas en su departamento. A los ya crónicos problemas del teatro Real, se suma el descontento por la negativa del Reina Sofía a prestar el Guernica al Guggenheim de Bilbao o, entre otros asuntos, el persistente malestar interno en el museo del Prado.Pregunta. ¿Hasta qué punto se ha comprometido políticamente el traslado del Guernica al Guggenheim de Bilbao?

Respuesta. La única consideración política que se ha hecho ante la petición ha sido a favor del traslado. El mural había sido solicitado varias veces y se había desestimado sin mayores consideraciones. En este caso, precisamente porque todo el patronato del Reina Sofia era muy consciente de la importancia simbólica del cuadro y del hecho de que fuera al País Vasco, se ha pedido un informe mucho más detallado y riguroso de los que se hacen habitualmente para ver si era posible el préstamo. La respuesta de los técnicos ha sido, desgraciadamente, concluyente: es un cuadro muy delicado y su estado de conservación es peor de lo que se pensaba. Nos alegramos de haber podido hacer este estudio, porque ahora la opinión científica y la opinión pública conocen la situación y las causas por las que los miembros del patronato decidimos unánimemente respaldar el informe técnico.

P. ¿Conocen ustedes los informes favorables al traslado que ha manejado la Fundación Guggenheim antes de pedir la obra?

R. No. Lo que sabemos es que el único informe que se ha hecho sobre el cuadro es el realizado por el departamento de conservación del Reina Sofía.

P. ¿No cabe dar marcha, atrás?

R. No.

P. En el Prado, la última reestructuración no ha acabado con las guerras internas. Dentro hay quejas de vacío de poder.

R. El decreto con el que se reorganizó el museo demuestra que fue muy operativo y muy positivo para la vida del museo. Ocurre que son muchas las cosas que hay que hacer al mismo tiempo. Simultáneamente hay que proceder a la ampliación del museo, hemos aumentado el equipo de conservadores, se ha elaborado el plan museográfico (reordenar las colecciones). Todo esto, hecho en una institución que había funcionado muy inercialmente, supone alteraciones. En cualquier caso, creo que, desde que se logró en la pasada legislatura el acuerdo parlamentario, el Prado ha entrado en una fase de estabilidad muy necesaria para acometer los grandes proyectos: ampliación física y dotación de personal científico. Hasta ese acuerdo parlamentario se habían sucedido en poco tiempo tres cambios de presidente del patronato y cinco directores. Ahora hay estabilidad.

P. Pese a todo, el conflicto permanece dentro del Prado.

R. Digamos que algunos elementos de dentro del Prado han hecho un poco más de ruido del que la responsabilidad de quienes están en una institución tan importante como esta aconseja. En cualquier caso, no debe extrañar que todo lo que pase en el Prado tenga una gran repercusión, porque nos encontramos ante la institución cultural más importante de España.

P. Se tiene la impresión de que la famosa ampliación se ha reducido a la incorporación del edificio de Aldeasa.

R. No es verdad. Según el acuerdo, hay dos espacios posibles: el antiguo salón de Reinos, lo que hoy es el Museo del Ejército, y el solar circundante del claustro de los Jerónimos. Además, en la tercera planta del museo, donde se iban a cambiar las cubiertas, que estaban en un estado de auténtica incuria, se logran 2.000 metros para sala de exposición con luz natural.

P. ¿Ese edificio, valorado en unos mil millones de pesetas, ha sido adquirido por el Prado a Aldeasa?.

R. No. La solución fue bastante sencilla. Viendo las fotografías aéreas del museo, el presidente del Gobierno comentó que era una pena que esa planta estuviera dedicada a oficinas. Preguntó por el edificio de Aldeasa y él mismo llamó al director del Patrimonio del Estado y le dijo que si era posible poner ese edificio a disposición del Prado. Así de fácil.

P. ¿Cuanto costó el edificio?

R. No es propiedad del Prado. Es del Patrimonio del Estado, y lo que se ha producido es una cesión de uso. Es una de las ventajas de que el presidente del Gobierno se interese por el Prado. Tiene una clara preferencia por el Prado, un museo que va a generar muchas noticias positivas cuando inauguremos las tres salas de escultura, cuando se termine la tercera planta, etcetera.

P. En cambio, el Real genera menos información positiva. ¿Se han solucionado ya todos esos temas que se han ido conociendo últimamente: la tapicería no es ignífuga, la pintura no era la adecuada, la maquinaria es difícil de manejar...

R. Se está en ello. Poner en marcha un teatro así, siempre es difícil, pero cuando se han hecho las cosas tan mal, todo se complica extraordinarlamente. Es mejor no mirar al pasado, pero cuesta creer que haya habido responsables que hayan consentido poner tapicería sin garantías contra el fuego después de los casos del Liceo y la Fenice. Los antiguos gestores no se pueden sentir muy orgullosos de lo que han hecho en el Real. No hacía falta cambiar las butacas que había anteriormente. Alguien tuvo especial interés en que se hicieran muchos más cambios de los que el teatro necesitaba.

P. ¿Es un interés del que se ha beneficiado alguien económicamente?

R. Dejémoslo en que alguien tuvo interés en hacer muchas más reformas de las que se necesitaban y de introducir muchas peoras. El teatro necesitaba una remodelación, sin duda. Y en ese interés está la explicación de cómo algo que se iba a hacer con 6.000 millones se ha hecho con 20.000.

P. Han nombrado a García Navarro como director musical, hombre que siempre desestimó Lissner por no dar la talla artística que en su opinión necesita el Real.

R. El gerente del teatro considera que es la persona idónea y su propuesta ha sido aceptada.

P. También han convertido a la Orquesta Sinfónica de Madrid en orquesta oficial del Real, otra de las ideas que desestimaba Lissner.

R. Es también una propuesta del gerente que hemos aceptado.

P. Los sucesos del Real han agotado la capacidad de asombro de todo el mundo.

R. En todos los grandes teatros caben siempre sorpresas de última hora. En algún momento hemos pensado si lo que habría que hacer con el Real era detectar el maleficio y exorcizarlo, pero tenemos confianza.

P. ¿Seguirá Marco al frente del INAEM, pese a las acusaciones de tráfico de influencias de que hablaba Lissner?

R. No va a haber ningún cambio inmediato en el equipo de la Secretaría de Estado. Prefiero no responder a una persona que no está y porque para hacer determinadas valoraciones se requiere autoridad moral y personal.

P. Se les ha criticado por el talante conservador de las exposiciones. Lo ocurrido con el loro de Kounellis, retirado por la Guardia Civil en una exposición del Reina Sofía, da idea del talante escasamente renovador de su concepto del arte.

R. Las exposiciones del Reina Sofia las decide el patronato, organismo en el que hay tres políticos. El ministerio, la ministra, cuando puede, o yo, nos limitamos a asistir a las inauguraciones. Lo de la exposición de Kounellis y la polémica que se creó me sorprendió tanto que tengo la página que se publicó en EL PAÍS enmarcada en mi despacho,

P. Por cierto, a usted se le vió mucho al principio en actos públicos y luego muy poco. Era la cara visible de la cultura y luego casi desapareció.

R. Era la cara visible en la medida en que era portavoz de la oposición y presidente de la comisión de cultura del Partido Popular. Ahora hay una ministra de Educación y Cultura. Yo soy el secretario de Cultura y estoy a sus órdenes.

P. ¿Influye el ministerio en los cursos de las universidades de verano? Lo pregunto porque los programas de este año están copados por columnistas de los periódicos más conservadores, en lugar de prestigiosos especialistas internacionales o nacionales.

R. No tenemos nada que ver. De los cursos de verano, lo único que sé es que participo en la UIMP en Santander, en plan reincidente, en los cursos dedicados al cine y a la edición. En la Complutense no he sido invitado a participar en ningún acto por primera vez en mucho tiempo.

No tenemos nada que ver con los cursos de las universidadesde verano

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