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Rusia mantiene en su órbita a Ucrania y renuncia a sus pretensiones territoriales

Pilar Bonet

Rusia y Ucrania quedaron ayer "hermanadas" por un tratado de amistad que establece vínculos de dependencia mutuos en la política exterior de ambos países, además de acabar con las discrepancias sobre el estatuto de la histórica ciudad de Sebastopol. El documento, reforzado con tres besos eslavos por sus firmantes, los presidentes Borís Yeltsin y Leonid Kuchma, es un compromiso: Rusia renuncia a sus pretensiones territoriales, y Ucrania se obliga a no dar pasos que Moscú perciba como una amenaza a su seguridad.

A juzgar por varios de los artículos del documento y las hipótesis que circulan en medios políticos en Kiev, Ucrania ha aceptado congelar cualquier planteamiento sobre su eventual ingreso en la OTAN durante una década por lo menos, es decir, el plazo de vigencia del tratado. Para entrar en vigor, este documento, que consta de 41 puntos y prevé la colaboración en el campo militar, deberá ser ratificado por ambos Parlamentos. La impresión ayer era optimista. Los jefes de las dos cámaras del Legislativo ruso 5, el jefe del Parlamento ucranio asistieron a la ceremonia de la firma. Guennadi Selezniov, el jefe de la Duma Estatal de Rusia (la Cámara baja) dijo: "No habrá problema con la ratificación". Por su parte, los sectores nacionalistas radicales ucranios, partidarios de que la flota rusa abandone inmediatamente Crimea, se han mostrado bastante discretos durante esta semana.Ambos Estados se abstendrán de "participar o apoyar cualquier acción dirigida contra la otra parte" y se obligan a "no firmar con terceros países" acuerdos que tengan este cariz. Tampoco permitirán que "su territorio sea utilizado" en detrimento de la. seguridad del otro. Kiev y Moscú se apoyarán mutuamente para ingresar en organizaciones internacionales o adherirse a acuerdos y convenciones, cuando uno de los dos Estados no sea miembro de ellas. Las actas que regulan, respectivamente, las relaciones de Rusia con la OTAN (firmada el 27 de mayo) y de Ucrania con la Alianza (a firmar en julio en Madrid) son una contribución a la seguridad y estabilidad en la región euroatlántica, señala una declaración de Yeltsin y Kuchma, en la que se establece que el "mundo multipolar" está sustituyendo al "enfrentamiento global de bloques".

Rusia y Ucrania se comprometen a defender a las minorías y a garantizar los derechos y libertades de sus ciudadanos, pero tomarán las "medidas necesarias" para "atajar" el uso de la violencia para expresar intolerancia nacional, racial, étnica y religiosa. Para calmar los ánimos, Yeltsin y Kuchma aprobaron ayer una declaración sobre la Flota del Mar Negro que, además de reforzar el acuerdo concertado el miércoles por los jefes de Gobierno, supone un cambio de lenguaje en el caso ruso. Sebastopol es ahora un símbolo de la "gloria militar de los dos pueblos hermanos" y también la "hospitalaria tierra ucrania" donde se basa la Flota del Mar Negro de Rusia con un estatuto, unas condiciones y unos plazos "precisos". El futuro de Sebastopol ha quedado sellado para los próximos 20 años como zona militar que alberga simultáneamente la principal base de la flota rusa del mar Negro y las instalaciones de las fuerzas navales de Ucrania.

L 1

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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