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La bailarina Blanca Li propone en Nancy dos audaces montajes de Falla

La coreógrafa granadina debuta como directora de ópera

La granadina Blanca Li ha firmado en Nancy su primera puesta en escena como directora de un montaje operístico sobre la obra de Manuel de Falla. La ciudad francesa le encargó, dentro de los actos en conmemoración del nacimiento del compositor, que propusiese montajes renovadores de El amor brujo y La vida breve. Según Balnaca Li, "en la peopuesta pesaron diversos factores: el que yo sea andaluza como Falla, el que viva en París y, sobre todo, el que viesen mi montaje de Salomé y les pareciese que había allí ideas para una ópera".

Blanca Li ha emprendido su primera experiencia como directora de ópera, pero la elección de los directivos de la ópera de Nancy no es en lo absoluto arriesgada o inusitada. El prestigio que ha ido adquiriendo Blanca Li en Francia con sus últimos montajes avala el ofrecimiento y abre las puertas a una creadora de talento reconocido internacionalmente.La revista norteamericana The New Yorker dedicaba recientemente un extenso artículo a la bailarina y coreógrafa granadina. La prensa francesa también la ha mimado tras el éxito de Las fiestas de Blanca Li, en París, que combinaban flamenco y cabaré.

Blanca Li ha mantenido una extraña relación con la música de Manuel de Falla porque la conoce de pequeña, dice, "de oírla cuando aún no sabía el nombre del compositor, y también porque, durante el periodo en que estuve en el equipo español de gimnasia, nos servía, junto con la de Albéniz y Granados, como soporte de nuestros ejercicios. Para nuestra entrenadora búlgara, era una ventaja poder preparar a un equipo que todo el mundo iba a identificar por una serie de temas musicales nacionales, propios del país".

Como es obvio, en el caso de El amor brujo también hay que incluir las numerosas versiones que la artista ha visto. "Es una obra que me resulta muy familiar, que conocía de memoria antes de ponerme a trabajar sobre ella".

Sin clichés

Los montajes que podrán verse hasta el 3 de junio en Nancy intentan "evitar los clichés de un cierto españolismo, de una Andalucía gitana. Mi mayor preocupación ha sido ir suprimiendo los tópicos. Por ejemplo, la fiesta de La vida breve siempre se ha visto como una celebración popular, y no es eso. Se trata de burgueses, pero de burgueses ricos. Ahí no hay lugar para los trajes de volantes y los hombres con chaquetilla".La relación entre una bailarina y coreógrafa metida a directora de escena y los cantantes no siempre ha sido fácil. "Claro, yo tiendo a pensar en esas posibilidades que da la expresión corporal y que los cantantes siempre han preferido porque lo suyo es la voz. Pero la experiencia ha sido muy positiva, porque si ellos han aceptado hacer algunas cosas poco habituales en un cantante, yo he aprendido mucho de ellos. Además, en el caso del coro, que casi nunca se utiliza como un personaje activo coreográficamente hablando, creo que he concebido algunos movimientos de grupo de los que me siento muy contenta. Ha sido un trabajo lento, sobre todo porque hay que ganarse la confianza de la gente. ¡No dejo de ser una novata!".

El peso de las convenciones flamencas "es menor en mi montaje. Falla aportó a la tradición de la música clásica una serie de elementos de la música popular, pero eso no significa que todo tenga que acabar con zapateado. Creo que ésa es mi principal aportación, el haber desflamenquizado a Falla".

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