Una placa para Cernuda
Si penoso fue el destierro del poeta Luis Cernuda, no lo sería menos su olvido en el país en que no quiso vivir. Hace poco, la adquisición de su legado por la Residencia de Estudiantes corrigió esta anomalía y rehabilitó en parte a Cernuda con la memoria de sus paisanos. Extraña, sin embargo, que en sus dos viviendas madrileñas (Fuencarral, 141, y Viriato, 73) no luzca una placa que conmemore su estancia. Quienes hayan rememorado con placas el paso de Gerardo Diego, León Felipe, Picasso y tantos otros deberían justificar este agravio comparativo. Cernuda bien lo merece.- . .
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