La Administración central y la vasca se prometen lealtad en sus políticas fiscales

Todo era "histórico" ayer en Ajuria Enea. Los Gobiernos central y vasco sellaron un acuerdo que sitúa a Euskadi al borde de la soberanía fiscal, con autonomía plena en los impuestos más importantes. El pacto estará sometido sólo al compromiso de los responsables de Madrid y Vitoria de discutir previamente sus respectivas políticas fiscales. Tras la firma, el vicelehendakari Juan José Ibarretxe hizo un llamamiento a sus diputaciones: "El hecho de ser mayores nos hace más responsables, no nos debería hacer más idiotas". Su mensaje de prudencia fiscal fue suscrito por el vicepresidente Rodrigo Rato: "La lealtad será fundamental para el bienestar de los ciudadanos".

La expectación en Vitoria ante la reunión de las representaciones de las Administraciones central y vasca era elevada. Además de ser la primera vez en su historia que la Comisión Mixta del Cupo se celebraba en Euskadi, los portavoces del PNV y del PP habían caldeado el ambiente hasta el punto de asegurar que la firma cicatriza una herida que data de la Guerra Civil. El acuerdo confiere a la Comunidad Autónoma Vasca autonomía plena para regular los impuestos de la renta, sucesiones y donaciones, patrimonio, sociedades y juego, además de trasladar a manos vascas la recaudación de los impuestos especiales, como tabaco, alcohol e hidrocarburos, que supondrán la gestión de unos 127.000 millones de pesetas, a devolver al final de cada ejercicio.El acuerdo profundiza en el autogobierno, tal y como coincidieron los dos protagonistas de la negociación, el vicepresidente económico Rodrigo Rato y el vicelehendakari Juan José Ibarretxe, y, deja abierta la posibilidad de que las diputaciones forales -competentes para legislar y recaudar los impuestos- puedan actuar por su cuenta, con la única limitación de que la "presión fiscal global efectiva sea equivalente a la del resto de España".

La advertencia que Ibarretxe hizo a los responsables de las diputaciones y de su propio partido, el PNV, fue, para el tono habitual de sus comunicaciones, extremadamente dura. "Estamos ante un acuerdo de responsabilidad que nos hace mayores", dijo. "Pero eso no nos deja al margen de manera inmediata, por el hecho de ser mayores y poder decidir, de cometer imbecilidades. Esto quiere decir que habremos de evitar saltos al vacío, ideas mágicas, conflictividad estéril, y avanzar por el camino de la responsabilidad para tratar de hacer un debate de la fiscalidad pegado a nuestra cultura y estructura económica, pero sin cometer locuras".

Los responsables de los gobiernos vasco y central subrayaron por activa y por pasiva que sus actuales relaciones atraviesan un momento excelente y se prometieron lealtad, desde la diferencia de planteamientos, en sus relaciones. Tanto es así que manifestaron su voluntad de cruzar los diseños de sus políticas fiscales con motivo de la reforma del IRPF que el Gobierno del PP quiere trasladar al Congreso el próximo año. Un acuerdo no escrito pero que ambas partes consideran suficiente.

Rato insistió en que, además de los foros institucionales, existe "confianza" y voluntad política como para aumentar el diálogo en otros ámbitos. Y ofreció una clave para entender el alarde autonomista del PP: "El autogobierno es un camino que favorece la solución de los intereses de los ciudadanos de manera más efectiva".El acuerdo refuerza aún más si cabe la alianza entre el PP y el PNV en el Congreso de los Diputados. La otra cara de la moneda la representan los socialistas vascos, que han asumido que si el voto del PSOE en la Cámara baja a la reforma del Cupo y al nuevo Concierto Económico es negativo, tendrían que abandonar el Ejecutivo autonómico que preside José Antonio Ardanza. "No tendría mucho sentido decir que no a ese acuerdo y seguir en el Gobierno. Sería no respetar el propio Estatuto de Autonomía", declaró un miembro de la ejecutiva socialista.