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Restaurada la mezquita de Tinmel, cuna de la civilización almohade

El monumento marroquí anticipa el estilo arquitectónico de la Giralda de Sevilla

El patrimonio artístico del islam cuenta desde este mes con una nueva obra maestra de la arquitectura. Se trata de la mezquita de Tinmel, situada a unos 80 kilómetros al sur de Marraquech (Marruecos), en el Alto Atlas, construida por los almohades el año 1153 y punto de partida del último y más grande imperio del Magreb. La mezquita, que fue inaugurada el día 9, ha sido restaurada gracias a la colaboración del mecenazgo privado y el Ministerio de Asuntos Culturales marroquí. En la obra se han invertido más de dos años de trabajos y nueve millones de dirhams, unos 126 millones de pesetas.

La mezquita de Tinmel inauguró un estilo arquitectónico que tuvo su continuidad en la Kutubia de Marraquech, la Giralda de Sevilla y la Torre Hassán de Rabat. Es además el símbolo de un poder nuevo, el de los almohades, que desde este lugar perdido en las montañas del Atlas se lanzarían a la construcción de un imperio que en poco menos de un siglo se extendería hasta Trípoli por el Este, Al Andalus, al Norte, y al África subsáhariana en el Sur.La mezquita fue ordenada construir por Abdelmumen Ben Alí, discípulo y sucesor de lbn Tumart, fundador del movimiento almohade. "Tras viajar por las capitales de Oriente -Alejandría, La Meca, Bagdad- y recibir lecciones de teología, lbn Tumart creó un movimiento de reforma política y religiosa dirigido contra los almorávides" explica el historiador marroquí Hamid Triki, que ha participado en la restauración.

"Perseguido por sus ideas en Marraquech -Ibn Tumart daba prioridad a la unicidad de Dios, de ahí el nombre de sus seguidores, al-Muwahhidun (defensores de la unicidad)- se retiró a Tinmel. Allí se convertiría en mahdí (guía espiritual) y lanzaría su campaña militar contra el poder almorávide", culminada por Abdelmumen con la conquista de Marraquech en 1147.

Ambas ideas, el rigor espiritual y el carácter de base militar, están perfectamente unidas en la mezquita, cuyo aspecto de fortaleza encierra una obra maestra de la geometría. "La construcción se basa en la combinación de dos sistemas geométricos, el triángulo equilátero y el cuadrado", afirma Christen Ewert, del Instituto Arqueológico Alemán de Madrid, que desde finales de los años sesenta ha luchado por la salvación del monumento.

El interés por recuperar la mezquita de Tinmel no surge hasta las primeras décadas de este siglo. Milagrosamente, la construcción' se había conservado gracias al cemento especial utilizado por los almohades, una mezcla de guijo y tierra, con alto contenido de cal. Sin embargo, diversas campañas de restauración llevadas a cabo posteriormente sin el necesario rigor científico y las lluvias torrenciales caídas en la región a finales de los años ochenta condujeron a una situación crítica, en la que el edificio amenazaba con desplomarse.

Es entonces cuando la Fundación ONA, una institución cultural presidida por Fuad Filali, lanza en 1990 la iniciativa de salvar Tinmel, un ejemplo de mecenazgo de empresa coronado por el éxito, que a muchos marroquíes les gustaría que se extendiese a otros monumentos de su rico y abandonado patrimonio histórico, como ocurre, sin ir más lejos, con la Medersa de Ben Yusef (escuela coránica del siglo XVI), en Marraquech, y la propia Kutubia.

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