El caso de la teniente Flinn recuerda que el adulterio es delito en la mitad de EE UU
Consejo de guerra a la piloto que mantuvo relaciones con un hombre casado
La teniente Kelly Flinn, que tiene hoy una cita con el consejo de guerra que debe juzgarla por adulterio, luchaba ayer para que se le apartara ese amargo cáliz. A cambio de la anulación del juicio, la teniente ofrecía abandonar voluntariamente el uniforme. El caso Flinn ha recordado que el adulterio no sólo está severamente castigado por el Ejército norteamericano, sino que es un delito en 25 de los 50 Estados del país. La aplicación de las muchas normas y lees que creen proteger así la institución del matrimonio es particularmente severa con las mujeres.
Estados Unidos, donde rige un gran respeto por las libertades individuales en muchos aspectos de la vida cotidiana, es también un país sorprendemente autoritario y ordenancista en bastantes otros, sobre todo los relacionados con la vida sexual y familiar. Ahí se nota el peso de la tradición puritana de los blancos, anglosajones y protestantes, que siguen constituyendo la columna vertebral de la sociedad norteamericana. Para ellos, de los posibles pecados contra los diez mandamientos bíblicos, los relacionados con el sexto son los más graves.Hace dos años, la teniente Flinn fue presentada por la Fuerza Aérea norteamericana como una heroína de los tiempos modernos al haberse convertido en la primera mujer piloto de un bombardero B-52. Para esa misma Fuerza Aérea, Flinn es ahora el prototipo de la "mujer diabólica" al haberse descubierto que sostuvo una relación amorosa y sexual con un hombre casado, un civil que entrenaba al equipo de fútbol de su base militar, en Minot (Dakota del Norte). Flinn es soltera y en la actualidad tiene 26 años de edad.
Discriminación
Los defensores de Flinn denuncian que la teniente está siendo tratada con un rigor que no han padecido otros oficiales varones sorprendidos en flagrante relación adulterina. La teniente, añaden, ya ha ofrecido una "salida honorable" con su ofrecimiento de abandono de la Fuerza Aérea, y sentarla hoy en el banquillo de los acusados sólo añadirá crueldad a la injusticia.El senador republicano Slade Gorton, ex juez de la Fuerza Aérea, ha pedido oficialmente al Pentágono que se anulen las acusaciones contra Flinn.
"Estoy muy lejos de ser un feminista, yo soy muy militarista", ha dicho el senador, "pero una estructura de mando justa debería haber tratado este asunto de forma muy diferente. Con la teniente Flinn se está cometiendo una injusticia que deshonra a la Fuerza Aérea".
La mitad de los Estados norteamericanos, informaba el pasado domingo The New York Times, tienen legislaciones en vigor en las que el adulterio está considerado un delito. Entre ellos, Oklahoma, Idaho, Michigan, Wisconsin, Arizona, Maryland y el distrito de Columbia, sede de la capital, Washington. Las sanciones van desde el pago de una multa en metálico a unos meses de cárcel.
En algunos casos la misoginia está clara como el agua. En Minnesota, según la última legislación al respecto, la de 1963, sólo se produce delito de adulterio cuando existe una relación entre una mujer casada y un hombre que no es su marido. Lo contrario, un hombre casado que tiene una relación con una mujer que no es su esposa no está prohibido.
Cierto es que la aplicación de esas leyes se ha ido convirtiendo en excepcional. Pero en 1983 una mujer casada de Worcester, en Massachussets, fue detenida por la policía al ser descubierta haciendo el amor con un hombre en el interior de una furgoneta.
Detenciones a mujeres
La detenida denunció la constitucionalidad de la ley sobre el adulterio, pero el Tribunal Supremo de Massachussets falló en su contra, declarando que el Estado tiene la obligación de prorohibir y perseguir las conductas que pongan en peligro la institución del matrimonio. En 1990, cuando una mujer casada de Wisconsin fue detenida después de que su esposo la denunciara por adulterio, algunos políticos de ese Estado iniciaron una campaña para despenalizar el adulterio. Tuvieron que abandonarla cuando muchos de sus votantes les advirtieron que la consideraban una ofensa para los valores familiares.
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