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El amianto sigue causando víctimas, pero el Gobierno no prevé prohibirlo

Los pequeños talleres usan la fibra cancerígena sin ningún control

El año pasado, un informe del Instituto de Salud y de Investigación Médica de Francia estimaba que 2.000 personas morirían en 1996 en ese país por haber inhalado fibras de amianto. En España, el Instituto Nacional de Estadística cifra en sólo 150 los muertos anuales. Las leyes españolas que rigen el uso del amianto son muy restrictivas, pero, según CC OO y UGT, habría que prohibir ese material, tal como ya lo han hecho siete países europeos. Sin embargo, por ahora, el Gobierno no prevé esa prohibición. Las dificultades para llevar un registro exacto, la falta de información y las malas condiciones de trabajo en los pequeños talle res dan a entender que en España las víctimas de este material altamente cancerígeno podrían ser muchas más de las que oficial mente se contabilizan.

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¿No hay alarma?

Desde que Francia prohibió el amianto hace un año, España se convirtió en el país europeo que más sigue usando ese material cancerígeno, y no ha habido desde entonces ninguna iniciativa del Gobierno para prohibirlo.

La situación actual no es sin embargo tan preocupante como lo fue hace años. España prohibió en 1983 el amianto azul, el más peligroso, y ha reducido drásticamente los niveles de exposición autorizados. Las empresas que trabajan con amianto tienen además la obligación de figurar en el Registro de Empresas con Amianto (REA).

"En Uralita, que es la empresa dominante en el mercado del amianto-cemento español, las ondiciones han mejorado muchísimo, indica - Manuel Martínez, obrero dé la fábrica de Uralita de Getafe. De hecho, el mianto-cemento hoy únicamente representa el 9% del negocio de Uralita, mientras que hace 20 años venía a significar casi el 85%. Eugenio Ruiz-Gálvez, consejero delegado, recalca que "un uso controlado del amianto es posible, porque por debajo de ciertas concentraciones deja de ser peligroso".

"El problema ya no reside en las grandes empresas, que suelen respetar la legislación al pie de la letra, sino en los pequeños talleres, donde las condiciones son fatales", afirma Rodriguez Roicín, neumólogo del Clínico de Barcelona. En esos talleres de reparación de frenos, electricidad o del sector textil, la mayoría de los trabajadores y a veces los mismos empresarios ignoran los peligros. Aún peor: como la comercialización del amianto es libre, cualquier ciudadano puede comprar bandas, tejidos o juntas fabricadas con este material en ferreterías comunes, que no están registradas en el REA, y cuyos empleados se exponen a altas dosis de fibras.

"Esto demuestra que un uso controlado del amianto es imposible", subraya María López Jacob, médico del gabinete de salud laboral de la Unión Sindical de Madrid Región de CC OO, que inició a fines de abril una campaña contra el amianto. "La única solución es prohibirlo", dice, "y el primer paso debe ser la veda de su comercialización libre"."No basta con reconocer que el amianto es cancerígeno, se hace necesario prohibirlo. Además existen productos sustitutorios", insiste el presidente del comité de empresa de la ex Ateinsa (Aplicaciones Técnicas e Industriales), comprada por Gec-Alsthom. "No puede ser que siga habiendo trabajadores que no tienen ni puñetera idea de los riesgos que corren. En esto no se puede estar a medias tintas: cueste lo que cueste en despidos, hay que prohibirlo porque la sencilla razón de que mata", añade.

Víctimas

Pablo y Ángel fueron de esas víctimas del amianto. Trabajaron más de 40 años en Ateinsa y en septiembre pasado murieron el mismo día por la misma enfermedad: un mesotelioma, cáncer de pleura que no tiene cura. "Nunca supimos nada del amianto, ni sabíamos que existía", cuentan Visitación y Francisca, sus viudas. "Nos enteramos nada más ponerse ellos enfermos, a principios de 1996. En la empresa han jugado con ventaja, porque ellos sí conocían los peligros, y hoy nuestros maridos han muerto y estamos sin consuelo", añaden con lágrimas en los ojos. A diferencia de Francia, España no cuenta con ningún, registro de enfermos. Pero, según Francisco Vargas, subdirector de Sanidad Ambiental del Ministerio de Sanidad y Consumo, las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) no son alarmantes: entre 1988 y 1992 fueron 716 los casos de mesotelioma, y 16 los de asbestosis (fibrosis pulmonar).La Asociación de Fabricantes de Amianto-Cemento (AFAC) estima que en el curso de 20 años, entre los 6.000 trabajadores expuestos en el sector del fibrocemento, únicamente se produjo un 0,65% de mesotelioma y 8,22% de asbestosis. El REA tiene registradas 53 empresas que trabajan con amianto, y un total de 884 trabajadores expuestos.

Pero algunos piensan que las cifras están subestimadas. Según José Antonio Benito, de la secretaría de Salud Laboral y Medio Ambiente de la Federación Minerometalúrgica de CC OO, son muchos más los trabajadores españoles en peligro, y no se contabilizan bien las víctimas: "A menudo en el parte de fallecimiento aparece ,'paro cardiaco', y luego no se registra en las estadísticas como mesotelioma", explica. Para CC OO, en cinco años y tan sólo en la Comunidad de Madrid, se han recibido 21 partes de asbestosis, y 4 de mesotelioma.

A Francisca, la viuda de Angel, hoy sólo le consolaría una cosa: "Que se prohíba por fin, para que no vuelva a morir más gente".

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