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Entrevista:

"No me importaría dar el mando policial al alcalde"

Jan Martínez Ahrens

Pedro Núñez Morgades, de 48 años, casado y con tres hijos, cumple su primer año al frente de la Delegación del Gobierno en la Comunidad de Madrid. Hombre dialogante, se muestra dispuesto a ceder el mando policial al alcalde, pero no retrocede a la hora de defender actuaciones tan polémicas como el desalojo del Ayuntamiento de Aranjuez o del centro 'okupa' de La Guindalera. Admite que debería haber prestado más atención a la lucha contra la droga.

A los 30 anos, con la UCD, Pedro Núñez Morgades fue el gobernador civil más joven de España. Luego se convirtió en un experto en asuntos de seguridad e interior, y ahora, en su regreso al ruedo, tras un año de turbulentos crímenes, desalojos y manifestaciones, aún mantiene la ambición suficiente como para reconocer que desearía ser nombrado director general de la Policía o de la Guardia Civil.Pregunta. ¿Es Madrid segura?

Respuesta. Decirlo yo casi serviría para que inmediatamente dimitiera. Pero con esa voluntad de superación que todos tenemos, Madrid, en el ámbito europeo, es una ciudad segura.

P. ¿Entonces por qué tiene la tasa de criminalidad más alta de España?

R. Madrid es segura en comparación con otras ciudades europeas. De todos modos, en esa tasa hay un porcentaje enorme de delitos como el robo en el interior de vehículos, que son menores, pero que causan alarma.

P. ¿Y esa inseguridad no se debe a que cuatro de cada cinco delitos, es decir, unos 100.000 al año, se quedan sin resolver?

R. En esa cifra entra desde el crimen hasta el robo de la rueda de un coche. Muchos delitos son de casi imposible resolución, dada su cuantía, pero los más graves, los que más inquietud producen, se resuelven en un 80%, un porcentaje homologable al de las mejores policías. Luego ocurre un fenómeno del que hay que hablar con toda prudencia: hay muchos delitos que quedan prácticamente impunes y que a la gente le alarman horrores, son tirones de poca monta o robos en el interior de vehículos. No sé si en este momento está compensada la alarma que producen con la pena impuesta. Habría que reflexionarlo, aunque siempre desde la óptica de la rehabilitacióndel delincuente.

P. ¿No es un fracaso que no se hayan resuelto los crímenes de Emilio Langa, Beatriz Agredano o de Eva Blanco?

R. La grandeza del Estado de derecho tiene pequeñas servidumbres. La policía se enfrenta a una serie de límites para la obtención de ciertas pruebas que muchas veces, si se recogieran de otra forma, serían ilegítimas en el juicio. En algunos crímenes tenemos la certeza de quién ha sido, pero no la prueba. Algún día cometerán un error y los detendremos. Ningún asunto se cierra.

P. ¿Y quién es el responsable de que un crimen no se resuelva?

R. Hay que apelar a la colaboración de los ciudadanos. En algunos casos, como en la violencia urbana, cuando se produce una sentencia que no es acorde con lo que la gente cree, se echa la culpa a los tribunales, pero todos tenemos que hacer un análisis de conciencia para determinar si hemos proporcionado a los tribunales las pruebas suficientes como para condenar a los culpables.

P. Pero ¿no es un fallo de los investigadores no conseguir esas pruebas?

R. No. Es un fallo de quienes pueden aportar las pruebas y no las aportan. ¿Qué pasó con el crimen de David González, asesinado en Moncloa un fin de semana? ¿Cuánta gente lo vio? ¿No hay nadie que pueda aportar una prueba? Es de una inconsciencia brutal, porque son testigos de algo que ha hecho otra persona, pero en el momento en que no aportan su prueba se convierten en encubridores del crimen. Algún día se les descubrirá.

P. ¿Volvería a permitir que se repitieran desalojos como el del Ayuntamiento de Aranjuez o el de la casa okupada de La Guindalera [150 detenidos]?

R. Sí. En ambos casos la actuación policial fue proporcionada. Pero lo que es una realidad es que La Guindalera ha tenido un eco favorable, y el otro, desfavorable. Algunas veces no se sabe explicar los hechos y sólo queda la primera impresión.

P. ¿Teme que se radicalice el movimiento okupa?

R. No lo temo porque creo sinceramente que el movimiento okupa es consciente de que puede estar siendo utilizado.

P. ¿Por quién?

R. Por otros movimientos que en la sociedad madrileña serían impresentables como tales y que, por tanto, tienen que camuflarse en un movimiento que tiene una cierta aceptación.

P. ¿Abertzales?

R. Movimientos extremistas que en otros lugares pueden tener una cierta receptividad.

P. ¿Qué esperanza se le da a un joven en una ciudad en la que el metro cuadrado cuesta más que un curso universitario?

R. Es un problema, todo el mundo tiene derecho a una vivienda digna, pero el que no se lleguen a cubrir todas las necesidades no justifica ni legaliza la ocupación de otras propiedades.

P. Al llegar al cargo se quejó de las disfunciones del modelo policial. ¿Ha cambiado algo?

R. Quería potenciar los distritos en la capital y eso se va haciendo. También hemos logrado lanzar la policía de barrio.

P. Tanto el concejal de Seguridad como el jefe de la oposición socialista en el Ayuntamiento han pedido que el mando único de la policía recaiga en el alcalde. ¿Está de acuerdo?

R. No habría problema. Aunque el modelo es una cuestión legislativa, en principio no tengo objeción a que en ciudades con más de 500.000 habitantes los alcaldes puedan gestionar el mando de la Policía Nacional. Su argumento es que sobre ellos llueven todas las críticas y por ello piden tener la responsabilidad.

P. ¿Está, entonces, dispuesto a desaparecer?

R. No hay dogmas en cuanto al modelo policial, hay que hablar, negociar y pactar. En comunidades como Madrid, al delegado del Gobierno se le ve única y exclusivamente como jefe de los cuerpos y fuerzas de seguridad. Pero la realidad es que es el coordinador y delegado de todos los ministerios, por tanto, aunque en Madrid se perdieran las competencias policiales, se seguirían manteniendo otras.

P. ¿Qué Piensa de la propuesta del alcalde de penalizar el consumo de drogas en las calles?

R. La situación está como está. Cada uno ha de asumir sus propias competencias; y yo soy muy prudente, quizá demasiado, con las funciones del Ejecutivo y Legislativo. Y tampoco es que se produzcan casos escalofriantes.

P. ¿Pero le preocupa?

R. El tema de la droga es una de mis mayores preocupaciones. El 80% de los delitos viene influido por la droga, por ello hemos de destinar todo nuestro esfuerzo a combatir la causa. Y ahí mi actuación está siendo constante, tratando con todos aquellos que tienen algo que ver con la doble faceta del problema: el delito y la recuperación del drogodependiente, que es prioritaria a todas las demás. Una acción policial queda deslegitimada sin acción social. Por eso tratamos de que siempre haya alternativas como la metadona.

P. Habla de acción social, pero en la fábrica abandonada de Boetticher y Navarro, en la que se hacinan emigrantes, prostitutas y drogodependientes, la única asociación que acude es una entidad de ayuda a las prostitutas.

P. Hay muchas reuniones a las que no damos publicidad, pero por este mismo tema ya hemos tenido dos a las.que han acudido la concejal de Villaverde, la de Asuntos Sociales, el Defensor del Menor, el director del Plan Regional contra la Droga y la policía. El otro día incluso se desplazó una comisión para analizar la situación de los veintitantos niños que hay en los tres núcleos de Boetticher -okupas, emigrantes y familias- La realidad mostró que, dentro de las condiciones infrahumanas en que viven, su escolarización y salud es aceptable.

P. ¿En qué ha fallado este año la Delegación del Gobierno?

R. Hay que hacer más en la lucha contra la droga. Ahí me siento insatisfecho.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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