Un fresco del fin del mundo
Pasa brevemente por Madrid este espectáculo monumental (pocos días, en malas fechas: un error) que pude ver en Barcelona cuando se estrenó en una sala de ensayos del Teatro Nacional de Cataluña, aún sin terminar: creo que será el mejor del mundo en cuanto a equipamiento y técnica, incluso contando con el Real y el nuevo Liceo. Me lo. enseñó con amor de padre Josep Maria Flotats, creador también de esta versión escénica de una obra que en Estados Unidos, desde que se estrenó y recibió el Premio Pulitzer no ha dejado de despertar un entusiasmo que es, incluso, suprateatral.Hay cuatro o cinco factores importantes en esta obra -que dura cuatro horas y media- para aquel país: una revisión del tiempo de McCarthy y la caza de brujas con el FBI corrupto, una exaltación de la condición judía, una cuestión homosexual, una adhesión a la corriente de las creencias y supuestas presencias de ángeles en la vida diaria de todos y cada uno de ellos. Hay traiciones, más o menos históricas; hay algo tan significativo como las persecuciones de homosexuales por quienes lo eran en privado: la existencia auténtica de Tony Cohn, judío y homosexual desde la sombra y contra los, suyos. Hay un espíritu de libertad que se respira en toda la obra. Y está el milenarismo. Esta primera parte del todo se llama Se acerca el milenio: podría ser que el sida fuese una de las pestes anunciadas por los profetas, aunque venga a proclamar que cada uno debe tener su propia sexualidad sin oponerse ala de los otros. Quizá la parte más conmovedora está en un amor homosexual, el de Prior y Louis: es un tema que aparece como en primer plano -el amor, el miedo, la muerte- bajo el cual estaría todo el fondo histórico y profético; pero muy bien puede ser que sea al contrario, una especie de melodía teatral que ilustra todo lo demás. Las dudas pueden surgir de la representación, y descarto el mayor o menor entendimiento del catalán y la adecuación de los sobretítulos en castellano; de la representación del texto, donde tantas personas, tantas apariciones mínimas, no acaban de desentrañar todos los significados, a menos que se acuda a la lectura. Mejor previa- que posterior.Quizá sea preciso que explique que mi escepticismo en materia de ángeles y mi incredulidad absoluta en la cuestión milenarista, mi fastidio porque el mundo no se acabe tan pronto como sería de desear teniendo en cuenta su desarrollo, me apartan un poco de la obra. Me interesan más sus fondos políticos, su descripción certera de los crudos perseguidores policíacos -el FBI, la CIA- o su rememoración del sacrificio judío, y sus proclamaciones de libertad, sexual y general. Aunque aún tengo dudas de que la obra en sí presione desde su propia ideología hacia algunas soluciones. El autor es homosexual, judío y norteamericano, y este tipo de obras no se escriben nunca desde fuera de uno mismo. En todo caso, la interpretación del espectador queda libre, y la enemistad a cualquier forma de racismo y de fascismo está comprobada.
Ángeles en América
Ángeles en América, de Tony Kusher.Versión: Josep Costa. Intepretes: Pere Arquillué, Anna María Barbany, Joan Borras, Montserrat Carulla, Ramón Madaula, Pep Martínez, Pep Mirás, Silvia Munt, Francesc Orella, Pep Planas, Josep María Pou. Dramaturgia, banda sonora, escenografía y puesta en escena: Josep María Flotats. Teatro Nacional de Cataluña. En catalán con letreros en castellano. Teatro Albéniz.
El espectáculo y la dramaturgia creados por uno de los mejores directores de Europa, que es Josep Maria Flotats, me parecieron, cuando la vi en Barcelona, los mejores de todos los que vi el año pasado. Aclaro que hablo de espectáculo y de importancia, no de preferencia o de gusto personal; y puedo hablar también de extraordinaria interpretación, en la que las primeras figuras ofrecen actuaciones eminentes y los papeles secundarios son impecables.
Babelia
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