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Secretos químicos en los visitantes de hielo

En 1985 y 1986, el cometa Halley aportó señales de agua, dióxido de carbono y formaldehido (utilizado en la Tierra como desinfectante y antiséptico). En 1989, otro cometa mostró evidencias de metanol (utilizado como anticongelante), mientras que en 1990 otro proporcionó señales de ácido sulfhídrico (el veneno que huele a huevos podridos). El gran avance se produjo el año pasado con el cometa Hyakutake, extremadamente brillante y fácil de analizar. Sus señales proporcionaron pruebas de multitud de moléculas diferentes semejantes a las de los compuestos interestelares.Ahora, los astrónomos que estudian el Hale-Bopp, descubierto el 22 de julio de 1995, han ido más lejos. Los hallazgos son significativos tanto por el número total de moléculas como por la descripción detallada de cuándo son evaporadas las sustancias químicas de la gigantesca bola de hielo.

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En la revista Science, un equipo de 12 investigadores dirigido por Nicolas Biver, del observatorio de París-Meudon, ha descrito nueve componentes químicos detectados con radiotelescopios: monóxido de carbono, metanol, cianuro de hidrógeno, hidroxilo, ácido sulfhídrico, formaldehido, monosulfuro de carbono, metilcianuro e isocianuro de hidrógeno.

Conexión cósmica

"Es un hito", dice Cruikshank. La lista "muestra cómo y cuándo estas moléculas aparecen y las secuencias de la evaporación. También se encuentran en el espacio. Este es el eslabón que verdaderamente confirma la conexión con el medio cósmico y demuestra que este material permanece esencialmente inalterado". Planteado de otro modo, muestra que los cometas son furgones celestes que transportan toneladas de materiales ricos en carbono desde el espacio interestelar para llevarlos por todo el sistema solar.

Cruikshank afirma que los bombardeos del hielo de los cometas no sólo golpearon la Tierra en sus primeros años (fuertemente durante un periodo de tal vez mil millones de años) sino también Mercurio y la Luna.

Incluso hoy, añade, partículas microscópicas de polvo procedentes de cometas y de asteroides, caen sobre la tierra, unas 300 toneladas al año. En la actualidad el criterio que prevalece, reforzado por el Hale-Bopp, es que los cometas desempeñaron un papel esencial a la hora de engendrar vida en la Tierra. "Hace 30 años creíamos que se necesitaban tormentas con rayos", dice Michael J. Mumma, del Centro Goddard de la NASA. "Ahora, se admite que los materiales se depositan automáticamente".

"Esto no quiere decir que a partir de ahí pueda surgir vida", añade Mumma. "Pero significa que se depositan grandes cantidades de substancias químicas simples y tal vez algunas complejas que pueden llevar a la vida directamente".

Copyright The New York Times

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