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Los Quince avalan y cubren de elogios el plan de convergencia español para llegar al euro

Rodrigo Rato vivió ayer su primer minuto de gloria en Bruselas. Los Quince dieron su visto bueno al plan de convergencia español con muchos elogios y apenas un par de reproches. Es el certificado de que los socios europeos ya no dudan de las posibilidades de España para alcanzar el euro en la primera criba. Hubo también elogios para Portugal, aunque más matizados. La cruz, una vez más, fue para Italia, que recibió un enorme varapalo en las recomendaciones del Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (Ecofin) para que reduzca su déficit.

Para España, la reunión de los ministros de Economía y Finanzas fue un triunfo. No es la primera vez que un plan de convergencia del Gobierno español es encomiado con entusiasmo. Pero si Carlos Solchaga salió a hombros del Ecofin. el 9 de junio de 1992, para luego topar con una coyuntura que tiró por el suelo todas aquellas previsiones, Rodrigo Rato tiene el viento de cara. Llueve en España y eso tiene más importancia de lo que parece para disparar el crecimiento económico.En paralelo, y en parte como consecuencia de eso y también del buen trabajo de su antecesor, Pedro Solbes, -y del actual Gobierno, como es obvio- la caída en picado de la inflación y de los tipos de interés han dado alas al optimismo económico.

A ojos de Rato, a estas alturas "sólo una catástrofe podría disparar el déficit y la inflación" en España. Y catástrofes como esas -quizá un crash bursátil que acabe con la actual eufória o tormentas monetarias en otoño- "no sólo nos afectarían a nosotros, sino también a nuestros socios", subrayó Rato.

El plan de convergencia de Solchaga fue calificado en su momento como "un camino a imitar" hacia la moneda única. El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía y Hacienda no salió ayer a hombros con un refrendo de tal calibre, pero só escuchó muchos elogios. Muchísimos.

Especialmente del ministro francés, Jean Arthuis, que hizo de policía bueno del Ecofin. También del distante comisario de asuntos monetarios, el francés Yves-Thibault de Silguy. Y del consejo en pleno, que juzgó "equilibrado y realista" el plan de convergencia español. Elogios especialmente cálidos recibió el acuerdo entre los sindicatos y la patronal para la reforma del mercado de trabajo.

Hubo también algún pequeño reproche. Austria -el policía malo- cuestionó la capacidad española de crecer el 3%, a lo que Rato respondió que así lo hace prever la evolución de todos los indicadores y el aumento del ritmo de crecimiento desde el último trimestre de 1996.

El consejo, con todo, "animó" a las autoridades españolas a racionalizar el gasto en sanidad y a reestructurar el sector público en pérdidas. También le invitó a "acometer el paquete global de reformas estructurales incluidas en el programa, dirigidas a mejorar el funcionamiento de los mercados de bienes y servicios". También hubo elogios a Portugal, aunque con menos calor.

España y Portugal pusieron la cara del Ecofin. Con la cruz cargó Italia, que recibió una clamorosa reprimenda del consejo en sus orientaciones para reducir el déficit. El Gobierno de Romano Prodi tuvo que aguantar reproches durísimos.

[José María Aznar aseguró ayer en Madrid, en la presentación de una conferencia del primer ministro holandés, Wim KOk, que el carácter de Europa dependerá de la solución que se dé a cuestiones como la reforma del Trtado de Maastricht, la puesta en marcha del euro y la ampliación al Este. Kok pidió que no se modifiquen los criterios de convergencia y se declaró "impresionado" por los logros económicos españoles].

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